Inflación en EE. UU.: Recorte de la Fed o no, todos los caminos llevan a Bitcoin
Mientras los banqueros centrales se reúnen en Jackson Hole, la Reserva Federal se encuentra en una encrucijada histórica. Por un lado, una economía que, en el papel, muestra signos de crecimiento; por el otro, un estrés subyacente innegable: un dólar débil, una inflación persistente y una deuda nacional monumental. Este panorama ya de por sí complejo se ve exacerbado por la presión política directa desde la Casa Blanca. Sin embargo, un análisis de los datos revela una conclusión contundente: sea cual sea el camino que tome la Fed, el resultado final parece ser un entorno inflacionario prolongado. Y en este escenario, un activo emerge como el gran potencial beneficiario: Bitcoin.
El panorama económico: Un campo minado para la Fed
Para entender la magnitud del desafío, es necesario observar los números fríos y la presión política que los alimenta.
Los números que preocupan
Los fundamentos económicos pintan un cuadro preocupante. El índice del dólar (DXY), que mide su valor frente a una cesta de otras monedas importantes, ha caído más de un 10% desde enero. La inflación subyacente, medida por el índice de gastos de consumo personal (Core PCE), se encuentra estancada en un 2.8%, muy por encima del objetivo del 2% de la Fed.
Más alarmante aún fue el dato del Índice de Precios al Productor (PPI) de julio, que se disparó un 0.9%, triplicando las expectativas y señalando presiones de precios en la cadena de suministro que pronto podrían llegar al consumidor. Mientras tanto, el rendimiento de los Bonos del Tesoro a 10 años se mantiene en un 4.33%, un costo de financiamiento enormemente elevado para una deuda nacional que ya supera los $37 billones.
La presión política desde la Casa Blanca
Sobre este panorama ya volátil se cierne una enorme sombra política. La administración ha pedido abiertamente a Jerome Powell que implemente recortes agresivos de 300 puntos básicos. Ceder a esta presión significaría inundar la economía con dinero barato, un combustible potentísimo para avivar aún más las llamas de la inflación y debilitar deliberadamente el dólar para ganar ventaja comercial.
Escenario 1: La Fed cede y recorta tipos agresivamente
Imaginemos que la Fed acata las órdenes y recorta los tipos de forma precipitada. Las consecuencias serían graves.
La explosión inflacionaria
Un recorte tan agresivo sería gasolina para la economía. Las proyecciones indican que el Core PCE podría fácilmente saltar del 2.8% actual a más del 4% para 2026. El dólar se hundiría en picado, con el DXY potencialmente cayendo por debajo de los 90 puntos, disparando el costo de las importaciones y, por ende, la inflación interna.
El efecto dominó en la deuda y los bonos
Inicialmente, los rendimientos de los Treasuries bajarían, pero esta tendencia se revertiría rápidamente. Ante la expectativa de una inflación desbocada, los inversores exigirían mayores rendimientos por prestar dinero al gobierno. El dato más crucial: los pagos por intereses de la deuda de EE. UU., que actualmente rondan los $1.4 billones anuales, podrían escalar hasta los $2 billones para 2026. Esto supone un riesgo claro de una crisis de deuda soberana.
La politización de la Fed: Pérdida de credibilidad
El daño más profundo sería institucional. La sumisión de la Fed al poder ejecutivo destruiría su credibilidad y su independencia, pilares fundamentales de la estabilidad monetaria. El coste de endeudamiento para todos se dispararía. Un ejemplo aleccionador es el caso de Turquía, donde las purgas en el banco central llevaron a una inflación del 35%.
Escenario 2: La Fed se mantiene firme y no recorta
Pero, ¿y si la Fed se mantiene firme y resiste la presión? Incluso en este escenario «responsable», la inflación parece imparable.
Las fuerzas inflacionarias ya en movimiento
Dos fuerzas potentes ya están en marcha, independientemente de la Fed. La primera son los aranceles. El PMI de S&P Global alcanzó en julio un máximo de 54.6, pero lo más significativo fue el salto en los precios de los *inputs* para servicios. Dos tercios de los fabricantes encuestados atribuyeron directamente estos costes más altos a los aranceles.
La segunda fuerza es el aumento del gasto público y recortes fiscales que, como advirtió el FMI, va en contra de reducir la deuda y desestabiliza las finanzas públicas.
Inflación lenta pero imparable
Incluso sin recortes, se proyecta que el Core PCE se desplace lateralmente hasta el rango del 3.0–3.2%. Los rendimientos del Tesoro a 10 años subirían gradualmente a alrededor del 4.7%. El costo del servicio de la deuda seguiría aumentando, hasta unos $1.6 billones, y el dólar continuaría su lento declive.
División interna y desgaste institucional
Mantenerse firme no será gratis. La Fed sufrirá un desgaste interno masivo. La división dentro del FOMC es palpable, lo que erosiona su determinación y su capacidad para combatir la inflación de forma efectiva a largo plazo.
El rol de Bitcoin en ambos escenarios
En ambos futuros posibles, la tesis de Bitcoin se fortalece, aunque con dinámicas temporales diferentes.
Escenario rápido (Recorte de la Fed): El despegue inmediato
Si la Fed cede, Bitcoin experimentaría un despegue inmediato y probablemente explosivo, actuando en tandem con el oro. La razón es clara: las tasas de interés reales se volverían profundamente negativas. La pérdida de fe en la independencia de la Fed y en el dólar impulsaría una huida hacia activos soberanos escasos y descentralizados. Bitcoin se revalorizaría como el «refugio de valor» por excelencia.
Escenario lento (Fed firme): La apreciación gradual
Si la Fed se mantiene firme, Bitcoin podría operar de forma lateral o volátil hasta finales de 2025. Sin embargo, la rally comenzaría a materializarse en 2026, cuando se hiciera evidente que la inflación estructural es incorregible. En este caso, Bitcoin se solidificaría menos como una apuesta tecnológica y más como una «cobertura contra el riesgo sistémico».
Conclusión
El análisis es claro: la inflación parece estar cocinada en el sistema económico estadounidense. Ya sea por una Fed politizada que inunda el mercado con liquidez o por unas políticas fiscales y comerciales expansionistas, el resultado es un camino cuesta arriba para el dólar y los bonos estadounidenses a largo plazo.
En este panorama, los inversores buscan activos que estén fuera del sistema tradicional y que no puedan ser devaluados por decreto. Bitcoin, con su suministro predecible y descentralizado, no es solo un pasajero en este viaje; puede ser el único vehículo diseñado para este camino lleno de baches inflacionarios.
Descargo de responsabilidad: Este artículo no contiene consejos ni recomendaciones de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implica riesgo, y los lectores deben realizar su propia investigación al tomar una decisión.