Acuerdo Tether-Celsius: Claves sobre el futuro legal de los stablecoins en quiebras
En 2025, la industria de las criptomonedas enfrenta un momento decisivo con la aprobación judicial del acuerdo de $299.5 millones entre Tether y Celsius. Este pacto no solo resuelve una disputa legal compleja, sino que establece un precedente crucial sobre la responsabilidad de los emisores de stablecoins en contextos de insolvencia. Analizamos las implicaciones de este caso, que podría redefinir las obligaciones legales de actores clave en el ecosistema crypto.
El acuerdo Tether-Celsius: Detalles y antecedentes
¿Por qué Tether pagó $299.5 millones a Celsius?
El Blockchain Recovery Investment Consortium (BRIC) —formado por VanEck y GXD Labs— anunció en 2025 la resolución de la demanda adversarial entre Celsius y Tether. El conflicto se originó en la liquidación de colateral en Bitcoin por parte de Tether, ejecutada cuando el precio del activo igualó el valor de la deuda pendiente de Celsius.
La quiebra de Celsius en julio de 2022 marcó el inicio de un litigio que, tras la formación de BRIC en 2023 y su nombramiento como administrador de litigios en enero de 2024, culminó con este acuerdo histórico. La corte aprobó la continuación del proceso en julio de 2025, allanando el camino para la transacción.
Implicaciones legales para los emisores de stablecoins
Exposición legal de Tether: ¿Un nuevo capítulo en las quiebras crypto?
El acuerdo desafía la percepción tradicional de los emisores de stablecoins como entidades meramente transaccionales. Tether, al aceptar responsabilidades en un contexto de quiebra, sienta un precedente que podría extenderse a otros emisores en situaciones similares.
Este caso expone riesgos futuros para la industria, especialmente en plataformas DeFi y servicios de préstamo, donde las prácticas de colateralización y liquidación ahora estarán bajo mayor escrutinio. Reguladores globales podrían usar este caso como referencia para fortalecer marcos legales sobre stablecoins.
Contexto histórico: La crisis de Celsius y el ecosistema crypto en 2022
Celsius y el efecto dominó: Lecciones de la crisis crypto
La quiebra de Celsius en julio de 2022 desencadenó un efecto dominó que incluyó a BlockFi, Voyager Digital y Genesis Global Capital. Según datos de la Reserva Federal de Chicago, entre mayo y noviembre de 2022, los inversores retiraron aproximadamente $13 mil millones de plataformas crypto, evidenciando la fragilidad de modelos que ofrecían tasas de interés superiores al 17%.
En junio de 2025, Alex Mashinsky, ex-CEO de Celsius, fue sentenciado a 12 años de prisión y renunció a activos de la quiebra, cerrando un capítulo oscuro para la industria.
El papel de BRIC en la recuperación de activos
BRIC: El consorcio que maximiza recuperaciones en quiebras crypto
Creado en 2023, el Blockchain Recovery Investment Consortium se especializa en gestionar recuperaciones para plataformas digitales en quiebra. Tras su nombramiento como administrador de litigios en enero de 2024, BRIC logró resolver disputas de años sobre colateral y liquidaciones, recuperando $299.5 millones para los acreedores de Celsius.
Su labor demuestra la importancia de estructuras especializadas en litigios complejos dentro del ecosistema crypto.
Perspectivas futuras y preguntas pendientes
¿Qué sigue para Tether y los stablecoins?
El acuerdo no resuelve completamente la exposición legal de Tether, que aún enfrenta una demanda adversarial por reclamos de hasta $4 mil millones. Escenarios futuros incluyen mayor supervisión regulatoria sobre emisores de stablecoins y posibles ajustes en prácticas de colateralización.
La industria debe prepararse para un nuevo estándar de responsabilidad, donde la solvencia y transparencia serán claves para la supervivencia en mercados volátiles.
Conclusión
El acuerdo Tether-Celsius representa un punto de inflexión para la industria crypto. Lecciones de la crisis de 2022 siguen moldeando litigios y recuperaciones en 2025, mientras los emisores de stablecoins enfrentan mayor responsabilidad en contextos de insolvencia.
Este caso subraya la necesidad de prácticas robustas y marcos regulatorios claros para garantizar la estabilidad del ecosistema a largo plazo.