Coinbase vs. Bancos: Por qué prohibir las recompensas por pagar con stablecoins es ‘antiamericano’
La batalla regulatoria por las stablecoins, el impacto en consumidores y por qué los bancos temen perder 6,6 billones de dólares en depósitos.
La Petición Bancaria: Protegiendo Intereses Establecidos
Los principales grupos bancarios argumentan que cuando un tercero, como un exchange de criptomonedas, se beneficia económicamente de transacciones con stablecoins y mantiene conexión con el emisor, se crea un «interés indirecto» prohibido. Esta interpretación extiende las restricciones del GENIUS Act, legislación que explícitamente prohíbe a los emisores de stablecoins ofrecer intereses o rendimientos sobre estos activos digitales. Sin embargo, la ley no menciona nada sobre recompensas ofrecidas por comerciantes o plataformas de intercambio no directamente vinculadas a la emisión.
La Respuesta de Coinbase: Defendiendo la Innovación
Faryar Shirzad, Director de Políticas de Coinbase, responde con contundencia: «Hay algo antiamericano en que los lobbistas bancarios presionen a reguladores para decirle a los clientes de stablecoins qué pueden o no hacer con su dinero después de que es emitido». El ejecutivo enfatiza que la petición bancaria carece de fundamento en el texto literal del GENIUS Act y representa un intento de limitar competencia emergente. Su llamado a los reguladores es claro: deben «apegarse al texto estatutario» en lugar de ceder a interpretaciones expansivas que sofocan la innovación.
El Costo Real para Consumidores y Comerciantes
Las stablecoins han demostrado beneficios tangibles para la economía digital. Solo en 2024, permitieron reducir aproximadamente 180.000 millones de dólares en comisiones de tarjetas de crédito, recursos que permanecieron en manos de consumidores y comerciantes. Los programas de recompensas actuales ofrecen desde cashbacks hasta descuentos inmediatos, haciendo de las stablecoins una alternativa atractiva frente a los sistemas de pago tradicionales.
Si se prohíben estos incentivos, los consumidores verían reducidas sus opciones de pago eficientes, mientras los comerciantes continuarían absorbidos por el peso de las comisiones bancarias. La prohibición efectivamente mantendría el status quo, evitando que la competencia presione hacia tarifas más justas y transparentes.
El Temor Bancario: 6,6 Billones de Dólares en Juego
Detrás de esta batalla regulatoria yace una preocupación existencial para la banca tradicional. Según estimaciones del Departamento del Tesoro en abril de 2025, la adopción masiva de stablecoins, especialmente aquellas que ofrecen rendimiento, podría generar salidas de hasta 6,6 billones de dólares en depósitos bancarios. Este capital constituye la base del modelo de negocio bancario, utilizado para respaldar préstamos e inversiones.
La posible migración hacia stablecoins representa así una amenaza directa a la estabilidad y rentabilidad del sistema financiero convencional, explicando la vehemencia en los esfuerzos por limitar su crecimiento.
Los Intereses de los Exchanges en la Ecuación
Para plataformas como Coinbase, las stablecoins representan un pilar fundamental. No solo generan volumen de trading y comisiones asociadas, sino que permiten desarrollar productos integrados como tarjetas de crédito con recompensas en criptoactivos. Shirzad reconoce que estas ofertas podrían estar en riesgo si triunfa la interpretación bancaria, aunque expresa confianza en que «prevalezca el sentido común» entre los reguladores.
El GENIUS Act: Letra vs. Intención
El marco legal actual establece prohibiciones claras: los emisores de stablecoins no pueden ofrecer intereses o rendimientos. Sin embargo, la ley no extiende esta restricción a exchanges o comercios afiliados que decidan incentivar el uso de estos activos mediante programas de recompensas. La disputa se centra en si los beneficios económicos que obtienen estos terceros constituyen un «interés indirecto» para el usuario, una categoría que el texto legal no define.
Conclusión: Una Encrucijada para la Libertad Financiera
El desenlace de este conflicto determinará el ritmo de evolución de nuestros sistemas de pago. Por un lado, la banca tradicional busca proteger su posición dominante frente a una tecnología disruptiva. Por otro, innovadores defienden el derecho de consumidores y comerciantes a elegir alternativas más eficientes.
Si prevalece la interpretación restrictiva, no solo se frenará la competencia sino que se debilitará la inclusión financiera y la libertad de elección que caracterizan a economías modernas. En 2025, mientras el mundo avanza hacia sistemas de pago más abiertos y accesibles, Estados Unidos se encuentra ante una decisión crucial: proteger intereses establecidos o permitir que la innovación beneficie a la mayoría. El resultado afectará no solo el futuro de las criptomonedas, sino los fundamentos mismos de cómo interactuamos con el dinero digital.














