La SEC desestima el 60% de los casos de cripto bajo Trump: ¿Cambio de política o favoritismo?
Un informe de The New York Times revela que la Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU. (SEC) ha pausado o desestimado la mayoría de sus casos contra la industria cripto desde que Donald Trump asumió la presidencia en 2025. Analizamos las cifras, los casos emblemáticos, las negaciones de la agencia y las implicaciones para el futuro regulatorio.
Introducción: Un giro radical en la política regulatoria
Durante años, la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) fue el principal antagonista regulatorio de la industria de las criptomonedas, librando batallas legales emblemáticas bajo el argumento de proteger a los inversores. Sin embargo, el panorama ha girado de forma radical en 2025.
Un reciente informe de The New York Times ha destapado un cambio sísmico: desde enero de este año, la SEC ha pausado, abandonado o desestimado aproximadamente el 60% de sus casos e investigaciones relacionados con criptoactivos. Más llamativo aún es el dato que señala que la agencia «ya no persigue activamente ningún caso» contra empresas con vínculos conocidos con el ahora presidente Donald Trump.
Este giro abrupto plantea una pregunta incómoda y central para el futuro del sector: ¿estamos ante un cambio de política regulatoria pragmático o hay fundamento para las sospechas de influencia política?
Las cifras de una retirada: El 60% de los casos de cripto en pausa o cerrados
Los números presentados por The New York Times no dejan lugar a dudas sobre la magnitud del cambio. El núcleo del reporte indica que, desde el inicio de la administración Trump en enero de 2025, la SEC ha relajado su postura de enforcement de manera drástica.
La cifra del 60% de casos de criptomonedas afectados no es un dato aislado; el periódico contrasta esta tasa con las de desestimación en otras áreas del derecho de valores, donde no se observa una tendencia similar. Este porcentaje, por tanto, no refleja una rutina administrativa, sino un fenómeno concentrado y específico en el sector digital.
La credibilidad de la fuente, uno de los diarios de mayor prestigio del país, añade un peso significativo a la revelación, obligando a un análisis profundo de sus causas y consecuencias.
De Ripple a Binance: Los casos que han cambiado de rumbo
Para entender el impacto, es necesario bajar de las estadísticas a los casos concretos. El informe menciona específicamente investigaciones y litigios de alto perfil que han visto alterado su curso.
Entre ellos destacan los largos y costosos procesos contra Ripple Labs y Binance, dos gigantes del ecosistema que simbolizaban la ofensiva regulatoria de años anteriores. Pero la capa más polémica la añade la afirmación del Times: esta desaceleración es particularmente notable, hasta el punto de la inacción, cuando se trata de firmas con «vínculos conocidos con Trump».
Esta conexión directa entre la suerte de los casos y las relaciones políticas de los investigados abre la puerta a un debate intenso sobre la independencia de la agencia y proporciona un contexto crucial, especialmente cuando se observa la expansión de los negocios cripto de la familia Trump en este mismo periodo.
¿Razones legales o influencia política? El debate se intensifica
Frente a estas acusaciones veladas, las posturas están claramente enfrentadas.
La postura oficial de la SEC
Por un lado, la SEC ha emitido una respuesta oficial al periódico, negando categóricamente cualquier favoritismo. La agencia argumenta que su estrategia revisada «no tiene nada que ver» con la política y responde únicamente a «razones legales y de política regulatoria» tras una reevaluación de sus prioridades y recursos. The New York Times aclara, por su parte, que no halló evidencia de una presión directa y explícita de la Casa Blanca.
La visión desde la industria cripto
Por otro lado, desde la industria cripto, la interpretación es muy diferente. Alex Thorn, director de investigación de Galaxy Digital, ofreció una declaración contundente que resume esta visión: el «giro regulatorio» se debe simplemente a que la «postura regulatoria previa era absolutamente insana».
En esta narrativa, lo que ocurre en 2025 no es un favor político, sino una corrección necesaria y tardía tras años de lo que muchos en el sector consideran «ataques directos» por parte de los reguladores durante la administración Biden. El debate, por tanto, queda servido entre la defensa de una independencia técnica y la sospecha de un alineamiento político conveniente.
Un nuevo panorama: Proyectos Trump en auge y una SEC en transformación
Este cambio en la actitud de la SEC no ocurre en el vacío. Coincide con dos fenómenos paralelos que alimentan las interpretaciones más críticas.
Expansión de iniciativas cripto vinculadas a Trump
Primero, la expansión de iniciativas cripto vinculadas a Trump o su familia. En 2025, proyectos como World Liberty Financial (una entidad vinculada al expresidente), el memecoin Official Trump (TRUMP), que cotiza alrededor de los $5.26, y la empresa minera de Bitcoin American Bitcoin, operada por sus hijos, han ganado prominencia en un mercado alcista donde el Bitcoin supera los $86,000.
Transformación en la composición de la SEC
Segundo, y quizás más determinante, está la transformación en la composición de la propia SEC. La próxima partida en enero de 2025 de Caroline Crenshaw, la última comisionada demócrata y una crítica vocal de la industria cripto, es simbólica.
Crenshaw ha advertido públicamente que relajar las reglas para los criptoactivos podría preparar el terreno para un «contagio de mercado más significativo». Con su salida, y con los puestos demócratas en la Comisión quedando vacantes, se consolidará un control republicano bajo el presidente Paul Atkins, allanando el camino para un enfoque regulatorio potencialmente más permisivo que el de la era anterior.
¿Hacia una nueva era regulatoria? Lo que significa este giro para el futuro
Las implicaciones de este punto de inflexión son profundas y de largo alcance.
Para la industria cripto, se perfila un entorno regulatorio estadounidense menos hostil, lo que podría fomentar la innovación y la atracción de capital, aunque también la especulación.
Para los inversores, la reducción del riesgo regulatorio inmediato para ciertos proyectos puede verse contrarrestada por un aumento en la percepción de que los mercados podrían estar influenciados por consideraciones políticas, erosionando la confianza en la equidad del sistema.
Para la credibilidad de la SEC, este es quizás el desafío mayor. Su poder se basa en la percepción de independencia y aplicación objetiva de la ley. Cualquier sombra de duda sobre su imparcialidad, justificada o no, puede dañar su autoridad a largo plazo.
El futuro inmediato dependerá de cómo se llenen los puestos vacantes en la Comisión y de si el Congreso decide investigar o cuestionar esta nueva dirección. ¿Estamos ante el preludio de una era de innovación desatada o ante la politización de un regulador clave? El tiempo lo dirá.
Conclusión: Un punto de inflexión histórico
El hecho central es innegable: la presión de enforcement de la SEC sobre la criptoindustria se ha desplomado en 2025. Las interpretaciones sobre las causas, sin embargo, divergen radicalmente entre un cambio de política sensato y un potencial conflicto de intereses.
Más allá de esta dualidad, lo que queda claro es que nos encontramos en un punto de inflexión histórico para la regulación de los criptoactivos en Estados Unidos. El equilibrio entre el fomento de la innovación tecnológica y la protección esencial del inversor se está renegociando en tiempo real, en un escenario donde la política y las finanzas digitales se entrelazan como nunca antes.
Las consecuencias de este giro, para bien o para mal, definirán el panorama financiero de la próxima década.












