Bitcoin se estanca en $90,000: ¿Cómo la política de la Fed y la debilidad económica global frenan su avance?
A finales de 2025, el mercado de criptoactivos presenta una imagen de estancamiento reveladora. Bitcoin, el activo digital líder, lleva semanas negociándose persistentemente cerca del nivel psicológico de los $90,000, incapaz de mantener un impulso sostenido por encima de los $92,000. Este comportamiento plantea una pregunta crucial para los inversores: ¿estamos ante una simple pausa técnica o frente a un cambio más profundo en el sentimiento del mercado?
La tesis de este análisis es que la convergencia de un endurecimiento en las expectativas sobre la política de la Reserva Federal, datos macroeconómicos internos decepcionantes y señales de estrés en economías clave a nivel global están alimentando una aversión al riesgo que perjudica directamente a activos percibidos como especulativos, como Bitcoin. En este escenario, incluso su narrativa como cobertura frente a la incertidumbre está siendo puesta a prueba.
La Fed, la liquidez y el techo de $90K para Bitcoin
El principal motor detrás de la liquidez global en los últimos años ha estado en un proceso de desaceleración deliberada. Durante la mayor parte de 2025, la Reserva Federal mantuvo una estrategia de reducción de su balance, drenando efectivamente liquidez del sistema financiero. Si bien en diciembre se observó un cambio de tendencia técnica en esta contracción, motivado por señales de deterioro económico, el mensaje de fondo sobre las tasas de interés sigue siendo restrictivo.
El dato más elocuente proviene del mercado de derivados: las probabilidades implícitas de un recorte de tasas en la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) del 28 de enero de 2026 cayeron al 22%, según el CME FedWatch Tool, reflejando un escepticismo creciente. Esta incertidumbre se ve agravada por la sombra del prolongado cierre del gobierno estadounidense a finales de 2025, que retrasó la publicación de datos económicos clave y nubló aún más el panorama para los formuladores de políticas.
En esencia, el mercado está descartando un rescate monetario agresivo y rápido, eliminando un viento de cola crucial para Bitcoin.
Datos blandos de empleo y consumo: Un viento en contra para los activos de riesgo
La fortaleza del consumidor estadounidense ha sido el pilar de la resiliencia económica. Sin embargo, en diciembre de 2025, ese pilar muestra grietas preocupantes. Los datos de empleo han sido más débiles de lo esperado, y una serie de advertencias corporativas pintan un cuadro de desaceleración.
El 9 de diciembre, Target recortó sus perspectivas financieras. Al día siguiente, Macy’s advirtió sobre presión en sus márgenes. El golpe más simbólico llegó el 18 de diciembre, cuando Nike reportó una caída en sus ventas y sus acciones se desplomaron un 10%.
Históricamente, un debilitamiento en el gasto del consumidor se traduce en un entorno hostil para los activos de riesgo, ya que los inversores anticipan menores ganancias corporativas y una posible recesión. Aunque el gráfico de correlación de 40 días entre el S&P 500 y Bitcoin muestra una desvinculación reciente, esto no aísla al criptoactivo de las consecuencias macroeconómicas más amplias. La debilidad económica erosiona la confianza y el apetito por la especulación, afectando a toda la clase de activos volátiles.
Oro vs. Bitcoin: ¿Cuál es el refugio preferido en 2025?
Esta divergencia en el sentimiento se hace evidente al comparar el desempeño de diferentes mercados. Mientras el índice S&P 500 cotiza a apenas un 1.3% de su máximo histórico, Bitcoin se encuentra aproximadamente un 30% por debajo de su pico de octubre de 2025, cercano a los $126,200.
Esta brecha no se explica únicamente por preocupaciones sobre una posible “burbuja de la inteligencia artificial” en acciones tecnológicas; es un síntoma claro de aversión al riesgo selectiva. Los inversores están rotando capital hacia refugios tradicionales. La fuerte demanda de Bonos del Tesoro de EE.UU., con el rendimiento del bono a 10 años manteniéndose firme en el 4.15%, es una señal.
Pero la comparación más directa para Bitcoin es con el oro. El metal amarillo ha superado claramente al activo digital como el refugio preferido en la actual coyuntura de incertidumbre. Un gráfico comparativo del ratio Oro/Bitcoin mostraría un repunte significativo a favor del metal precioso, indicando que, por ahora, los inversores institucionales y minoristas buscan seguridad en lo tangible y estable, no en la volatilidad digital.
La crisis de deuda japonesa: Un nuevo riesgo de contagio para los mercados
La presión no solo es doméstica. Un factor global subestimado está emergiendo desde Japón, la cuarta economía más grande del mundo y poseedora de una base monetaria masiva de $4.13 billones. Los datos del tercer trimestre de 2025 revelaron una contracción del Producto Interno Bruto anualizado del 2.3%.
Más alarmante aún es la situación en su mercado de deuda: el rendimiento de los bonos japoneses a 10 años superó el 2% por primera vez desde 1999, una señal de débil demanda por la deuda soberana del país. Este es un terremoto para un sistema financiero construido sobre más de una década de tasas de interés negativas y depreciación monetaria deliberada como estímulo.
La debilidad en un mercado de deuda de tal magnitud plantea riesgos significativos de contagio. Si los inversores globales comienzan a cuestionar la sostenibilidad de la deuda en una economía avanzada clave, la aversión al riesgo se intensificaría en todos los mercados, creando un entorno externo adicionalmente hostil para activos como Bitcoin.
Conclusión: Bitcoin a la espera de un cambio en el viento macroeconómico
En resumen, Bitcoin se encuentra atrapado en una tormenta perfecta de factores macroeconómicos. La combinación de una Fed más cautelosa de lo esperada, un consumidor estadounidense que muestra fatiga y tensiones sistémicas en Japón está impulsando una rotación de capital hacia la seguridad.
En el corto plazo, este entorno sugiere que el potencial alcista de Bitcoin permanecerá limitado. Incluso la posibilidad de recortes de tasas de la Fed en 2026, o un repunte de la inflación, podría no traducirse en un impulso inmediato y sostenido, ya que su efecto positivo se vería atenuado por la predominante aversión al riesgo.
El activo digital enfrenta así una prueba fundamental para su narrativa como reserva de valor digital. Su capacidad para romper el techo de los $90,000 y avanzar hacia nuevos máximos dependerá menos de sus propios fundamentos tecnológicos en las próximas semanas y más de un cambio discernible en el viento macroeconómico global, uno que restaure el apetito por el riesgo y cuestione nuevamente el dominio de los refugios tradicionales.













