La Blockchain Association dice ‘No’: ¿Por qué prohibir los rendimientos en stablecoins es una práctica anticompetitiva?

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La Blockchain Association dice ‘No’: ¿Por qué prohibir los rendimientos en stablecoins es una práctica anticompetitiva?

La Blockchain Association dice ‘No’: ¿Por qué prohibir los rendimientos en stablecoins es una práctica anticompetitiva?

El año 2025 se perfila como un momento crucial para el futuro de las stablecoins en Estados Unidos. En medio de un intenso debate regulatorio, la industria de los activos digitales ha elevado su voz de forma colectiva y contundente. La Blockchain Association, respaldada por más de 125 empresas y grupos del ecosistema, ha enviado una carta formal al Comité Bancario del Senado de EE.UU. para oponerse frontalmente a una medida que considera profundamente perjudicial: la expansión de la prohibición de ofrecer recompensas o yield a los tenedores de stablecoins.

Este movimiento se produce en un escenario complejo, donde, paralelamente, la FDIC explora vías para que los bancos tradicionales emitan sus propias stablecoins. La pregunta central que flota en el aire es clara: ¿está la regulación protegiendo a los consumidores y al sistema, o está protegiendo a la banca tradicional de la competencia?

La postura de la industria: Una prohibición que frena la innovación

La carta de la Blockchain Association no es una mera declaración de principios; es un documento técnico y argumentado que busca influir en la redacción final del marco regulatorio para stablecoins, conocido como Ley GENIUS. Su objetivo principal es evitar que una prohibición limitada se convierta en una losa para la innovación.

¿Qué pide exactamente la carta?

La asociación no se opone a que se regulen estrictamente los emisores directos de stablecoins. Su crítica se centra en la propuesta de extender la prohibición de ofrecer rendimientos más allá de estos emisores, para abarcar también a los proveedores de servicios de terceros.

¿Quiénes son estos? Se trata de las plataformas de intercambio, las aplicaciones financieras descentralizadas (DeFi), las carteras digitales y cualquier otro servicio en la “capa de aplicación” que, sin emitir la stablecoin, permite a los usuarios guardarla, transaccionar con ella y, potencialmente, obtener un rendimiento por ello. Para la industria, prohibir esta actividad en toda la cadena de valor es como impedir que un banco ofrezca intereses por un depósito, una práctica financiera básica y esperada.

Los argumentos clave en contra de la prohibición

Los argumentos esgrimidos por la Blockchain Association son múltiples y apuntan a lo que consideran un error estratégico:

1. Frena la innovación: Una prohibición tan amplia limitaría severamente el desarrollo de nuevos productos y servicios financieros construidos sobre la tecnología blockchain. La capacidad de generar yield es un componente fundamental para muchos modelos de negocio en DeFi, y su prohibición estrangularía la experimentación y la mejora competitiva.

2. Concentración del mercado: La medida, lejos de proteger, beneficiaría principalmente a los grandes actores financieros ya establecidos, que no enfrentarían una competencia real de nuevos modelos basados en stablecoins. Esto reduciría la competencia en el sector de pagos y servicios financieros, perjudicando a largo plazo a los consumidores.

3. Desventaja competitiva injusta: Este es quizás el argumento más potente. La carta destaca una flagrante incongruencia: el sistema tradicional de pagos ofrece recompensas constantemente. Las tarjetas de crédito dan cashback, millas de viaje o puntos; los bancos ofrecen intereses por los depósitos; los programas de fidelización son universales. Prohibir esta misma práctica en el ecosistema crypto crea un campo de juego desigual y artificial.

Como señala textualmente la carta: “Los beneficios potenciales de las stablecoins de pago no se materializarán si estos tipos de pagos no pueden competir en igualdad de condiciones con otros mecanismos de pago. Las recompensas y los incentivos son una característica estándar de los mercados competitivos.”

4. Protección al consumidor: Lejos de ser un riesgo, los rendimientos en stablecoins pueden ser una herramienta para los usuarios, permitiéndoles compensar los efectos de la inflación y preservar el valor de sus activos digitales, un beneficio tangible en el contexto económico actual.

¿Por qué la banca tradicional presiona en contra?

El impulso regulatorio para prohibir los rendimientos no surge de la nada. Responde a una presión constante del sector bancario tradicional, que observa con recelo el crecimiento de las stablecoins. Su argumento central es el temor a que los rendimientos atractivos ofrecidos por productos de activos digitales erosione su cuota de mercado de forma masiva.

El miedo concreto es que los depósitos bancarios, la fuente principal de capital para conceder préstamos, migren hacia estas alternativas digitales que prometen mayor rentabilidad y, en algunos casos, mayor accesibilidad.

La Blockchain Association ofrece una refutación directa a este punto. En su carta afirma de manera categórica: “La evidencia no respalda la afirmación de que las recompensas de las stablecoins amenazan a los bancos comunitarios o la capacidad de préstamo”. Su postura es que el sistema bancario moderno no está tan limitado por los depósitos minoristas como se argumenta, y que la competencia leal en un mercado abierto es siempre preferible a la protección regulatoria.

Un giro regulatorio: La FDIC abre la puerta a los bancos para emitir stablecoins

Mientras este debate ocurre, otra agencia regulatoria, la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC), está dando pasos en una dirección que añade capas de complejidad al panorama. La FDIC ha propuesto un marco que permitiría a los bancos estadounidenses emitir sus propias stablecoins a través de subsidiarias.

Esta propuesta tiene una condición fundamental: tanto el banco matriz como la subsidiaria emisora estarían sujetos a las estrictas normas de solidez financiera de la FDIC, incluyendo requisitos de reserva que garantizarían que cada stablecoin en circulación está totalmente respaldada por activos seguros y líquidos.

Este movimiento plantea una pregunta incómoda para los críticos de las stablecoins: si el riesgo es tan grande, ¿por qué la FDIC está creando un camino para que los bancos, las entidades más reguladas, participen en su emisión? Para la Blockchain Association, esta propuesta podría verse como un doble rasero: se restringe a los actores nativos del ecosistema crypto mientras se allana el camino para que los bancos tradicionales controlen el mercado, consolidando así la “concentración del mercado” que denuncian.

¿Qué significa esto para el futuro de las stablecoins y las finanzas?

Las implicaciones de este conflicto regulatorio son profundas y de largo alcance:

Para los consumidores: El resultado definirá si tendrán acceso a una mayor variedad de productos financieros competitivos o si, por el contrario, sus opciones quedarán limitadas por un marco que prioriza la protección del statu quo.

Para la innovación crypto: Una prohibición amplia de los rendimientos enviaría una señal negativa, potencialmente expulsando talento, capital y desarrollo hacia jurisdicciones con enfoques más equilibrados, como la Unión Europea con su reglamento MiCA.

Para el sistema financiero: Este es un pulso por definir los términos de convivencia entre el sistema financiero tradicional y el nativo digital. Se decide si habrá integración y competencia o separación y protección.

El debate legislativo en 2025 será determinante. La Ley GENIUS debe reconciliar estas visiones diametralmente opuestas.

Conclusión

El debate sobre los rendimientos de las stablecoins trasciende lo técnico; es una discusión sobre competencia, innovación y la definición del futuro del dinero. La fuerza mostrada por la industria crypto, uniendo a más de 125 firmas bajo la bandera de la Blockchain Association, demuestra que ha alcanzado un nivel de madurez y coordinación capaz de dialogar de igual a igual con los reguladores.

La resolución de este conflicto en Estados Unidos no solo moldeará su mercado doméstico; marcará un precedente global para la regulación de los activos digitales.

La pregunta final que deben resolver los legisladores es fundamental: ¿deben las nuevas tecnologías financieras someterse forzosamente a las reglas diseñadas para el viejo sistema, aunque eso signifique anular sus ventajas, o es imperativo crear un marco regulatorio moderno que, garantizando la seguridad y la transparencia, fomente la competencia leal y la innovación en beneficio de todos? La respuesta definirá el paisaje financiero de la próxima década.


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