‘Cada Familia Aquí Está Enferma’: El Costo Humano de la Minería de Bitcoin en Texas

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‘Cada Familia Aquí Está Enferma’: El Costo Humano de la Minería de Bitcoin en Texas

Granbury, Texas: Una Comunidad Afectada por la Minería de Bitcoin

Un video publicado en 2025 por More Perfect Union documenta la angustia en Granbury, pueblo del condado de Hood ubicado al suroeste de Dallas. «Cada familia aquí está enferma», denuncia un residente. «La vida es un infierno». La causa es una instalación minera de Bitcoin operada por MARA Holdings, ubicada a menos de 1.6 km de viviendas residenciales. Con 300 megavatios de capacidad, esta mina -una de las mayores de Texas- ha transformado el paisaje sereno en una zona de crisis sanitaria.

El Zumbido Incesante: Cuando el Ruido se Convierte en Tortura

El problema no radica en ruidos cotidianos. Según la organización Earthjustice, se trata de un sonido de baja frecuencia, persistente y distinto al tráfico o maquinaria industrial. Mandy DeRoche, abogada de la organización, lo describe como «un ruido especial, incesante y perturbador». Los efectos en la salud son devastadores: desde dolores de cabeza crónicos hasta estrés emocional y exacerbación de enfermedades preexistentes.

«Nunca desaparece, los dolores de cabeza nunca se van», relata un anciano de la zona. Residentes incluso vinculan el zumbido constante con la muerte de un caballo, audible como telón de fondo en las grabaciones testimoniales.

De Compute North a MARA: La Mina que Desató el Caos

Construida en 2022 por Compute North -que quebró ese mismo año-, la instalación fue adquirida por MARA Holdings en enero de 2024. Actualmente opera a máxima capacidad, reflejando un patrón de responsabilidad sectorial cuestionable. Situaciones similares ocurrieron en Pennsylvania, donde mineros abandonaron pozos sin sellar, evidenciando cómo el crecimiento acelerado ignora consecuencias comunitarias.

Octubre 2024: Los Vecinos de Granbury Llevan a MARA a los Tribunales

En octubre de 2024, residentes presentaron una demanda contra MARA (antes Marathon Digital) por impactos sensoriales, psicológicos y sanitarios. La denuncia califica el ruido como «tortura constante» y sugiere su posible vínculo con muertes animales. Hasta 2025, ni MARA ni Earthjustice han respondido a solicitudes de comentarios de medios especializados.

Bitcoin Sobre Personas: Las Prioridades de MARA en 2025

Mientras Granbury sufre, MARA enfoca sus esfuerzos en expansión financiera. En mayo de 2025, anunció una emisión de bonos convertibles por $1,000 millones para adquirir más Bitcoin, sumándose a sus reservas existentes de 50,000 BTC (valoradas en aproximadamente $6 mil millones). Esta inversión agresiva contrasta con su silencio ante la crisis comunitaria, generando cuestionamientos sobre su compromiso ético.

Trump, Bitcoin y el Desencanto de un Votante en Texas

El contexto político intensifica el conflicto. Durante su campaña de 2024, Donald Trump se reunió con ejecutivos mineros y declaró en Bitcoin 2024 Nashville: «Quiero que toda minería de Bitcoin sea en EE.UU.». Esto influyó en leyes republicanas de 2025 sobre stablecoins y CBDCs, pero omitió regulaciones ambientales clave.

Una residente resume la desilusión: «Sí me arrepiento de votar por Trump… no por apoyar la industria, sino por cómo ignora lo que nos está haciendo». La orden ejecutiva de marzo de 2025, que crea reservas nacionales de BTC, profundiza este desbalance entre intereses industriales y bienestar comunitario.

Una Comunidad Entre el Ruido y el Olvido

Granbury representa una encrucijada crítica: comunidades vulnerables frente a gigantes tecnológicos respaldados por poder político. Con residentes afectados sanitariamente y una demanda judicial estancada, surge una pregunta urgente: ¿puede la criptominería equilibrar ganancias con bienestar humano?

La ausencia de regulación acústica específica en Texas revela un vacío normativo peligroso. Si empresas como MARA ignoran sistemáticamente el costo humano -y los líderes politizan el sector sin considerar a los ciudadanos-, el «zumbido infernal» de Granbury podría convertirse en el primer capítulo de una crisis nacional. La presión mediática y la acción local se perfilan como la última barrera entre el silencio institucional y el abandono comunitario.

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