El Apagón de Internet en Afganistán: Una Llamada de Atención para la Descentralización de Blockchain

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El Apagón de Internet en Afganistán: Una Llamada de Atención para la Descentralización de Blockchain

Introducción

Imagine un país entero sumido en el silencio digital. Durante 48 horas en octubre de 2025, Afganistán experimentó un apagón de internet casi total, una desconexión forzada que afectó a 13 millones de personas y dejó al mundo una lección incómoda. Este evento no fue solo una crisis de conectividad; puso al descubierto una paradoja fundamental en el corazón de la revolución tecnológica: las blockchains, diseñadas para ser descentralizadas y resistentes a la censura, dependen de una infraestructura de internet profundamente centralizada y vulnerable. El caso de Afganistán actúa como una llamada de atención que acelera la necesidad urgente de adoptar soluciones DePIN para construir los cimientos verdaderamente robustos que Web3 promete y necesita.

El Apagón de Afganistán en Detalle: Un Espejo de la Vulnerabilidad Global

A finales de septiembre de 2025, la conectividad digital en Afganistán se esfumó. El apagón, que se extendió por aproximadamente 48 horas y fue restablecido el 1 de octubre, cubrió cerca del 100% del territorio, sumiendo a 13 millones de ciudadanos en un aislamiento informativo según reportes de ABC News. Este evento marcó el primer apagón nacional desde que los talibanes tomaron el control, siguiendo a una serie de restricciones regionales previas.

La naturaleza del apagón generó una controversia inmediata. Mientras circulaban versiones que señalaban una orden directa del gobierno para sofocar la disidencia, la explicación oficial atribuyó la interrupción a «problemas técnicos en cables de fibra óptica». Sin embargo, independientemente de la causa raíz, el resultado fue idéntico: la demostración palpable de que la internet global tiene un punto único de fallo crítico. Cuando la conectividad depende de unos pocos actores o infraestructuras centralizadas, puede ser desconectada con un simple interruptor.

La Paradoja de Blockchain: Descentralización en lo Alto, Centralización en la Base

Durante un apagón de esta magnitud, la red blockchain subyacente, como Bitcoin o Ethereum, permanece intacta y consensuada en el resto del mundo. La paradoja reside en que, aunque los fondos de los usuarios estén técnicamente seguros en la cadena, son completamente inaccesibles para quienes están dentro de la zona de desconexión. Esta vulnerabilidad socava casos de uso críticos que la tecnología promete habilitar, como transferencias de valor urgentes, acceso a servicios financieros descentralizados (DeFi) o el uso de herramientas de comunicación resistentes a la censura.

Esta contradicción es capturada perfectamente por Michail Angelov de Roam Network, quien afirma: «El apagón de Afganistán no es solo una crisis de conectividad regional: es una llamada de atención. Cuando la conectividad está monopolizada por un puñado de proveedores centralizados, la promesa de blockchain puede colapsar en una noche». Su declaración pone el dedo en la llaga: la descentralización, si no es de extremo a extremo, es una promesa a medias.

DePIN: La Revolución de la Infraestructura Descentralizada

La respuesta a este dilema tiene un nombre: DePIN, o Redes de Infraestructura Física Descentralizada. Se trata de proyectos que utilizan incentivos tokenizados, propios de la economía Web3, para financiar, construir y operar infraestructuras físicas —como redes de telecomunicaciones o servicios en la nube— de forma colectiva y descentralizada.

Varios proyectos ya están construyendo este futuro. Roam Network, por ejemplo, está creando una red WiFi descentralizada impulsada por smartphones, que genera un mapa vivo de conectividad y planea integrar eSIMs para cambiar automáticamente entre redes. Por su parte, World Mobile se ha consolidado como la red descentralizada más grande del mundo, con 2.3 millones de usuarios diarios en más de 20 países y reportando ingresos de $9.8 millones solo en agosto de 2025. Mientras tanto, Helium Network despliega su modelo basado en hotspots, operando en más de 190 países con 112,000 nodos y más de 1.3 millones de usuarios diarios, demostrando la viabilidad de un modelo de incentivos con tokens para construir infraestructura. Incluso en el ámbito de la computación en la nube, proyectos como Titan Network, respaldado por Cointelegraph Accelerator y que sirve a gigantes como TikTok y Tencent, evidencian la madurez y aplicabilidad comercial del modelo DePIN.

Un Problema Global: El Caso de Irán y Más Allá

La vulnerabilidad expuesta en Afganistán no es un caso aislado. Solo unos meses antes, en junio de 2025, Irán sufrió un apagón de internet de 13 días que obligó a su población a depender de proxies ocultos y soluciones rudimentarias para eludir el bloqueo. Este paralelismo refuerza un patrón preocupante: la infraestructura centralizada de internet se ha convertido en una herramienta poderosa para la censura y el control gubernamental en diversas partes del mundo. Estos eventos no son anomalías, sino síntomas de un sistema global frágil.

Conclusión: Hacia una Descentralización Verdadera de Extremo a Extremo

El apagón de Afganistán de 2025 funcionó como un espejo, mostrando la falacia de construir un ecosistema descentralizado sobre una base centralizada. Como advierte Michail Angelov, «Si la descentralización se detiene en la capa de protocolo, no hemos resuelto el problema — solo hemos cambiado el lugar desde donde se ejerce el control». La lección es clara: el verdadero potencial de libertad financiera y resistencia a la censura que encierra Web3 solo se materializará cuando la propia infraestructura de conectividad sea tan descentralizada, robusta y resiliente como los protocolos que la utilizan. Los proyectos DePIN no son una alternativa más; son los pilares fundamentales sobre los que debe construirse el futuro de una internet verdaderamente libre y accesible para todos.

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