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El Oro Supera a Bitcoin: Por Qué la Relación BTC/Oro se Redujo a la Mitad en 2025

El Oro Supera a Bitcoin: Por Qué la Relación BTC/Oro se Redujo a la Mitad en 2025

En los mercados financieros, algunos indicadores actúan como un termómetro preciso para medir los cambios de humor de los inversores. Uno de los más reveladores de los últimos años ha sido la relación Bitcoin-Oro, que mide cuántas onzas de oro se necesitan para comprar una unidad de Bitcoin.

Entre diciembre de 2024 y el cuarto trimestre de 2025, este indicador experimentó una contracción histórica, pasando de aproximadamente 40 a solo 20 onzas por BTC. Una caída del 50% que, lejos de señalar un colapso de la criptomoneda, narra la historia de un año excepcionalmente poderoso para el metal precioso.

Este análisis desglosa los motores detrás del auge incontenible del oro y los factores que moderaron el desempeño relativo de Bitcoin, ofreciendo una perspectiva clara sobre la cambiante demanda de valor refugio.

¿Por Qué el Oro Dominó la Búsqueda de Valor Refugio en 2025?

El desempeño del oro en 2025 fue, en una palabra, extraordinario. Registró una ganancia del 63% en el año, superando la barrera psicológica de los $4,000 por onza en el último trimestre.

Lo más llamativo es que este rally se produjo en un entorno macroeconómico que, históricamente, le habría sido hostil: con la Reserva Federal de EE.UU. manteniendo tipos de interés elevados y realizando su primer recorte recién en septiembre. Tradicionalmente, los rendimientos atractivos de los bonos en un entorno de tasas altas restan brillo al oro, un activo que no genera intereses. Que el metal haya florecido a pesar de esto indica un cambio estructural profundo en los motores de su demanda.

Los Dos Pilares del Cambio Estructural

Este cambio tuvo dos pilares fundamentales. En primer lugar, la acumulación estratégica masiva por parte de los bancos centrales. Hasta octubre de 2025, el sector oficial adquirió 254 toneladas de oro, en una clara estrategia de diversificación de reservas y desdolarización. El Banco Nacional de Polonia se erigió como el líder indiscutible, añadiendo 83 toneladas a sus arcas.

En segundo lugar, la demanda institucional y minorista alcanzó récords a través de los ETFs. Solo en el primer semestre del año, los fondos cotizados globales de oro aumentaron sus tenencias en 397 toneladas, llegando a un máximo histórico de 3,932 toneladas en noviembre.

Este flujo constante de capital, que revirtió las salidas de 2023, es aún más significativo porque ocurrió incluso con rendimientos reales positivos (alrededor del 1.8% en el segundo trimestre), demostrando una descorrelación inusual con el mercado de bonos.

El Catalizador: Un Telón de Fondo de Incertidumbre

El catalizador que unió estos motores fue un telón de fondo de elevada incertidumbre. El índice VIX, que mide la volatilidad esperada en Wall Street, promedió 18.2 en 2025, frente a 14.3 del año anterior, mientras que los índices de riesgo geopolítico se dispararon un 34%.

En este contexto, el oro actuó menos como una cobertura contra la inflación y más como un seguro de cartera amplio. Su «beta» frente a las acciones cayó a -0.12, su nivel más bajo desde 2008, confirmando su papel como refugio en tiempos de aversión al riesgo, incluso con una política monetaria ajustada.

¿Por Qué Bitcoin Quedó Rezagado en Términos Relativos?

Es crucial aclarar que, en términos absolutos, 2025 fue un año sólido para Bitcoin, que alcanzó y sostuvo valores de seis cifras. Sin embargo, en la carrera relativa contra el oro, varios factores moderaron su impulso.

Desaceleración de la Demanda Institucional

Uno de los más importantes fue la desaceleración en la demanda institucional canalizada a través de los ETFs spot. Si bien los activos bajo gestión (AUM) de estos fondos crecieron de $120 mil millones en enero a un pico de $152 mil millones en julio, la tendencia se revirtió en la segunda mitad del año, cayendo a aproximadamente $112 mil millones en los cinco meses siguientes.

Este patrón de flujos netos de salida contrasta marcadamente con las entradas constantes y récord que experimentaron los ETFs de oro durante el mismo período, reflejando una pausa en la formación de nuevo capital institucional para Bitcoin.

Distribución Masiva por Parte de Holders a Largo Plazo

Paralelamente, los datos on-chain revelaron una distribución masiva por parte de los tenedores a largo plazo (LTH). En julio de 2025, estos inversores realizaron ganancias por un promedio de más de $1,000 millones diarios, una de las fases de toma de beneficios más agresivas registradas.

La presión vendedora continuó, con una venta aproximada de 300,000 BTC (equivalente a $33,000 millones) solo en octubre. Como resultado, el suministro en manos de LTH se redujo de alrededor de 14.8 millones a 14.3 millones de BTC, ejerciendo una presión constante sobre el mercado.

Un Contexto Macroeconómico Menos Favorable

Además, el contexto macroeconómico fue menos favorable para un activo de crecimiento como Bitcoin. Los rendimientos reales elevados que prevalecieron durante gran parte del año incrementaron el «costo de oportunidad» de mantener un activo que no genera yield.

Mientras el oro logró descorrelacionarse de las acciones y los bonos, Bitcoin mantuvo una correlación relativamente alta con el mercado bursátil, lo que le impidió capturar plenamente los flujos de demanda puramente refugio que beneficiaron al metal.

En esencia, 2025 mostró una divergencia en los regímenes de demanda: el oro funcionó como un seguro y una reserva estratégica, mientras que Bitcoin, aún visto como un activo de crecimiento, enfrentó un ciclo de toma de ganancias.

Conclusión: ¿Se Revertirá la Tendencia en 2026 a Favor de Bitcoin?

En resumen, 2025 fue el año del oro. Una tormenta perfecta de compras estratégicas de bancos centrales, demanda institucional récord y alta incertidumbre geopolítica impulsó su precio, desafiando la lógica tradicional de los tipos de interés altos.

Bitcoin, aunque robusto, navegó por una demanda institucional más volátil y una fase cíclica de distribución por parte de sus holders más veteranos, lo que comprimió su relación con el metal precioso.

La gran pregunta que se abre para 2026 es si este panorama cambiará. Para el oro, el interrogante es si la demanda se mantendrá si la inflación continúa cediendo y la Fed inicia un ciclo de recortes de tasas más agresivo. ¿Continuará la acumulación de los bancos centrales al mismo ritmo?

Para Bitcoin, la clave estará en observar si la distribución por parte de los LTH toca fondo, dando paso a una nueva fase de acumulación, y si los flujos en los ETFs se reactivan en un entorno macroeconómico potencialmente más favorable, con tipos de interés a la baja. La adopción en casos de uso prácticos también podría ganar tracción y aportar una demanda más orgánica.

¿Fue 2025 una anomalía excepcional para el oro, o marcó el inicio de un cambio más profundo en la jerarquía de los activos refugio? Solo el tiempo y la evolución de los datos macroeconómicos y on-chain lo dirán. La lección para el inversor es clara: en un mundo complejo, la diversificación y el análisis informado siguen siendo las herramientas más valiosas.

Descargo de responsabilidad: Este artículo tiene fines exclusivamente informativos y educativos. No constituye asesoramiento financiero, de inversión ni de ningún otro tipo. El rendimiento pasado no es garantía de resultados futuros. Toda inversión conlleva riesgos, incluida la posible pérdida del capital. Se recomienda encarecidamente realizar una investigación propia y consultar con un asesor financiero profesional antes de tomar cualquier decisión de inversión.


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