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Estabilidad y Menos Impuestos: El Plan de EE.UU. para Impulsar las Criptomonedas Cotidianas

Estabilidad y Menos Impuestos: El Plan de EE.UU. para Impulsar las Criptomonedas Cotidianas

En un 2025 marcado por intensos debates regulatorios, un nuevo proyecto emerge en el Congreso de los Estados Unidos con el potencial de transformar la experiencia fiscal para millones de usuarios de criptoactivos. Los congresistas Max Miller (Ohio) y Steven Horsford (Nevada) han presentado un borrador de discusión que busca, de manera pragmática, aliviar dos de las cargas tributarias más criticadas por la comunidad: la complejidad de usar criptomonedas para pagos pequeños y la llamada “renta fantasma” del staking. Esta propuesta representa un esfuerzo concreto por adaptar el anticuado Código de Rentas Internas (IRC) a la realidad de los activos digitales, priorizando la claridad y la usabilidad para el consumidor promedio.

Fin a los Impuestos en Compras Cotidianas con Stablecoins

El principal obstáculo para usar una stablecoin como el dólar digital para el café de cada mañana ha sido, irónicamente, el fisco. Bajo la normativa actual, cada transacción, por mínima que sea, constituye un evento taxable sujeto al cálculo de una “ganancia de bajo valor”. Esto convierte un simple pago en una pesadilla contable. La solución propuesta es directa: una exención fiscal para transacciones de hasta $200.

Sin embargo, esta exención no es una puerta abierta a cualquier activo. Viene con condiciones estrictas diseñadas para garantizar estabilidad y prevenir abusos:

1. El stablecoin debe ser emitido por un emisor autorizado bajo la futura Ley GENIUS, el marco regulatorio propuesto para estas monedas.

2. Debe estar vinculado al dólar estadounidense.

3. Debe operar dentro de un rango de negociación ajustado en torno a 1 dólar.

Además, el borrador incluye mecanismos antiabuso robustos. La exención no aplicaría si la moneda se desvía significativamente de su paridad, excluye expresamente a brokers y dealers profesionales, y otorga al Departamento del Tesoro autoridad para establecer reglas de reporte adicionales. Es un enfoque que premia la estabilidad y el uso legítimo, no la especulación.

Adiós a la ‘Renta Fantasma’: Diferimiento de Impuestos en Staking

Quizás ninguna queja ha sido más universal en el ecosistema cripto que la tributación del “phantom income”. Actualmente, las recompensas generadas por staking o minería se gravan en el momento en que el usuario las recibe, aunque no las haya vendido ni convertido a dólares, creando una obligación fiscal sin la liquidez para pagarla.

La propuesta de Miller y Horsford ofrece un respiro al permitir a los contribuyentes optar por diferir el reconocimiento de ese ingreso por hasta 5 años. El espíritu de la medida queda claro en el propio texto del borrador: “Esta disposición pretende reflejar un compromiso necesario entre la imposición inmediata tras el dominio y control y el diferimiento total hasta la disposición”. Es un reconocimiento legislativo de que la realidad técnica de estos activos demanda un tratamiento fiscal más justo.

Junto a estas dos medidas principales, el borrador introduce otras enmiendas técnicas significativas, como extender las reglas de préstamo de valores a ciertos acuerdos con criptoactivos, aplicar por fin las normas de “venta de lavado” (wash sale) a las criptomonedas (eliminando una ventaja para traders activos) y permitir que estos mismos traders opten por la contabilidad de “valor de mercado”.

La Industria Crypto Presiona: Rechazo a la Prohibición de Recompensas en Stablecoins

Este movimiento fiscal no ocurre en el vacío. Se enmarca en una batalla regulatoria más amplia, evidenciada por la acción de la Blockchain Association la semana pasada. La asociación, respaldada por más de 125 empresas del sector, envió una carta al Comité Bancario del Senado oponiéndose firmemente a que las restricciones sobre recompensas por stablecoins (como intereses o cashback) se extiendan más allá de los emisores hacia las plataformas de terceros.

Sus argumentos son potentes: una prohibición así frenaría la innovación, concentraría el mercado en grandes actores tradicionales y crearía una desventaja competitiva injusta. ¿Por qué un banco puede ofrecer millas de avión y una plataforma de stablecoins no podría ofrecer un rendimiento similar? Aunque se trata de un frente separado (la Ley GENIUS vs. la reforma fiscal), ambos reflejan la lucha central por definir un marco que no ahogue el potencial de los stablecoins en su cuna.

¿Qué Significa Esta Propuesta para el Futuro de las Cripto en EE.UU.?

Las implicaciones de este borrador son profundas. Para el usuario final, significa simplificación, estímulo para adoptar stablecoins como medio de pago real y un alivio tangible para quienes contribuyen a la seguridad de las redes mediante staking. Para la adopción masiva, la exención de pagos pequeños es un salto cualitativo, eliminando una barrera práctica que ha mantenido a las criptomonedas alejadas de las transacciones diarias.

Para el ecosistema, es una señal alentadora de que algunos legisladores buscan soluciones prácticas a problemas específicos, no solo respuestas prohibitivas. La predicción de Galaxy de que el volumen de transacciones con stablecoins superará al de la red ACH en 2026 subraya la urgencia de tener un marco claro y funcional.

No obstante, es crucial mantener el optimismo con cautela. Esto es un borrador de discusión, no una ley. Debe navegar el largo y sinuoso proceso legislativo, pudiendo ser modificado, diluido o estancado. Su mera existencia, sin embargo, ya es un dato positivo.

Conclusión

La propuesta de los congresistas Miller y Horsford representa el tipo de enfoque pragmático que muchos en la industria anhelaban. Al atacar de frente la complejidad fiscal de los micropagos y la injusticia del “phantom income”, demuestran una comprensión matizada de los puntos de fricción entre la tecnología blockchain y el sistema tributario. Aunque su destino final es incierto, el hecho de que estas ideas se discutan seriamente en Washington marca un cambio de tono perceptible: un paso desde la mera contemplación de riesgos hacia la búsqueda activa de claridad y usabilidad para los consumidores. El camino hacia una regulación inteligente es largo, pero en 2025, al menos, parece haber un nuevo mapa sobre la mesa.


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