¿Fin de las donaciones en cripto? El Reino Unido debate prohibirlas en medio del ascenso de Reform UK
En un movimiento que podría redefinir las reglas del financiamiento político en la era digital, el gobierno del Reino Unido evalúa seriamente incluir una prohibición de las donaciones en criptoactivos en su próxima Ley Electoral. Esta consideración llega en un momento de máxima ironía política: justo cuando Reform UK, el partido que normalizó este tipo de contribuciones, lidera las encuestas nacionales con un sólido 29% de intención de voto a mediados de 2025.
El debate, impulsado por figuras que claman por mayor transparencia, plantea un dilema fundamental: ¿cómo equilibrar la innovación financiera y la libertad de donación con la necesidad de prevenir la opacidad y la influencia extranjera? En el centro de esta polémica se encuentran Nigel Farage, el carismático líder de Reform UK, y una serie de políticos que ven en las criptomonedas una amenaza latente para la integridad electoral.
La Ley Electoral: Un intento por blindar la confianza política
La medida se discute en el marco de un amplio «Elections Bill» o Proyecto de Ley Electoral, cuyo objetivo declarado es fortalecer la confianza pública en el sistema político británico. Lo significativo es que una prohibición explícita de las donaciones en criptomonedas no figuraba en el documento de política previo, lo que sugiere un cambio de postura a raíz de la evolución del panorama político y financiero.
Un portavoz del gobierno no negó que se esté revisando el plan, afirmando que los detalles específicos se establecerán cuando se presente el proyecto de ley al parlamento.
Este debate no ocurre en un vacío regulatorio. Se enmarca dentro de una tendencia más amplia del Reino Unido hacia la regulación del ecosistema cripto. Recientemente, las autoridades han ampliado las normas de reporte para incluir transacciones domésticas de criptoactivos y han propuesto una reforma fiscal específica para las finanzas descentralizadas (DeFi). La posible prohibición de donaciones políticas parece ser la siguiente pieza en este rompecabezas regulatorio, destinado a dotar de mayor claridad y control a un sector en rápida evolución.
Reform UK y la apuesta por una ‘revolución crypto’ británica
En este contexto, la posición de Reform UK es singular y pionera. A principios de 2025, el partido se convirtió en el primer partido político importante en el Reino Unido en aceptar donaciones en criptomonedas.
Nigel Farage llevó este mensaje de innovación al escenario global durante su anuncio en la conferencia Bitcoin 2025 en Las Vegas, en mayo de ese año. Allí, no solo promovió la aceptación de Bitcoin, sino que abogó por una amplia adopción de criptomonedas, presentándolas como un instrumento de libertad financiera y soberanía.
Hoy, Reform UK cuenta con un portal operativo dedicado a recibir estos «regalos» en cripto, integrando esta herramienta en su estrategia de financiación y reforzando su narrativa como una fuerza disruptiva frente a los partidos tradicionales.
Un terremoto electoral: Reform UK lidera, Labour y Conservatives caen
La relevancia de esta posible prohibición se magnifica exponencialmente al observar el panorama político actual. Las encuestas de mediados de 2025 pintan un cuadro de realineación histórica:
- Reform UK: ~29% (tras una tendencia alcista que se ha estabilizado en este nivel líder).
- Labour: ~18%.
- Conservadores: ~17%.
Estos números representan una fractura palpable en el sistema bipartidista tradicional que ha dominado la política británica durante décadas. Reform UK ha logrado canalizar el descontento y posicionarse como la primera fuerza electoral. Cualquier medida legislativa que afecte sus fuentes de financiamiento, por tanto, deja de ser una mera discusión técnica sobre regulación financiera para convertirse en un movimiento de alto impacto político.
Transparencia bajo la lupa: El argumento de la trazabilidad y la seguridad nacional
Los impulsores de la prohibición, entre los que destacan figuras como Pat McFadden, Liam Byrne (presidente del Comité de Negocios) y Phil Brickell del grupo contra la corrupción Global Witness, esgrimen argumentos centrados en la protección del proceso democrático. Sus preocupaciones se pueden resumir en tres puntos clave:
- Opacidad: Aunque las transacciones blockchain son públicas, la pseudonimidad puede dificultar enormemente el rastreo del origen real y el beneficiario final de los fondos, socavando los registros de transparencia electoral.
- Influencia extranjera: Existe un riesgo elevado de que dinero procedente del extranjero utilice esta vía para filtrarse e influir en la política doméstica británica, eludiendo las restricciones actuales.
- Actividades ilícitas: La naturaleza descentralizada podría facilitar que fondos de procedencia delictiva lleguen a las arcas de los partidos.
Un caso reciente intensifica estos temores: Nathan Gill, exlíder de Reform UK en Gales, fue encarcelado en 2025 por hacer declaraciones prorrusas a cambio de pagos durante su tiempo en el Parlamento Europeo. Aunque Nigel Farage ha desvinculado rápidamente a Gill del partido actual, el episodio alimenta la narrativa sobre la vulnerabilidad de los sistemas políticos a influencias externas sofisticadas.
Más allá del crypto: Un paquete integral contra la opacidad
Vale la pena señalar que la Ley Electoral propuesta es un paquete más amplio. No se limita a las criptomonedas, sino que también busca:
- Apretar las reglas sobre el uso de empresas pantalla («shell companies») y asociaciones no incorporadas como vehículos para donaciones opacas.
- Exigir a los partidos políticos que mantengan y actualicen evaluaciones de riesgo formales para cualquier donación que pueda suponer una amenaza potencial de interferencia extranjera.
Conclusión: Innovación frente a transparencia en un momento crucial
El debate en el Reino Unido encapsula un conflicto moderno: la innovación tecnológica y las nuevas libertades financieras frente a los principios atemporales de transparencia y seguridad electoral.
La discusión llega en un punto de inflexión histórico, con un nuevo partido que ha hecho de las criptodonaciones un estandarte y que ahora lidera la intención de voto. Si finalmente se aprueba la prohibición, ¿se interpretará como un freno necesario a una vía de financiación opaca y riesgosa, o como un paso retrógrado que frena la innovación en la democracia digital? La respuesta, con profundas implicaciones para el futuro de la política y las finanzas, se definirá en los bancos del parlamento británico.














