¿Ha Muerto el Ciclo de 4 Años de Bitcoin? Expertos Analizan el Futuro Tras la Entrada Institucional

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¿Ha Muerto el Ciclo de 4 Años de Bitcoin? Expertos Analizan el Futuro Tras la Entrada Institucional

Introducción: El Debate que Divide a la Industria

Durante años, el ritmo de Bitcoin parecía marcado por un metrónomo infalible: cada halving (reducción de la recompensa minera) desencadenaba un bull run, seguido de un bear market, completando un ciclo de cuatro años. Pero en 2025, este patrón enfrenta su prueba más dura. La entrada masiva de instituciones, mediante ETFs y compras corporativas, desafía la vieja narrativa. Con un dato crucial de fondo –el 95% de los bitcoins ya están minados, según Pierre Rochard–, la industria se pregunta: ¿Sigue vivo el ciclo histórico?

El Patrón Histórico: Halvings y Máximos de Precio

La cronología es conocida: tras el halving de 2012, el precio alcanzó su primer máximo significativo en 2013. El de 2016 precedió al pico de 2017, y el halving de 2020 impulsó el rally récord de 2021. Harry Collins, de Bluefin, mantiene la fe en el modelo: «Esperamos un pico de mercado en octubre de 2025», afirma. La matemática del código, con sus halvings programados cada 210,000 bloques, parecía un destino ineludible… hasta ahora.

Argumentos: ¿Por Qué el Ciclo Podría Estar Muerto?

La Tesis de la Desaparición: Instituciones y Escasez

Voces influyentes claman que el ciclo tradicional es historia. Jason Williams señala un cambio estructural: «Las top 100 empresas treasury retienen casi 1 millón de BTC». Esta demanda institucional constante, ajena a los ritmos minoristas, altera la dinámica. Matthew Hougan, de Bitwise, fue contundente en CNBC (julio 2024): «El ciclo de 4 años ha terminado».

Pierre Rochard añade un matiz crucial: los halvings son «inmateriales» ahora, porque «el suministro disponible depende de convencer a holders antiguos (OGs) de vender», no solo de la nueva emisión. Los ETFs de BlackRock y Fidelity, ya integrados en plataformas de gestión patrimonial, canalizan flujos masivos ($30B+ acumulados en 2024) que operan bajo lógicas distintas.

Contraargumentos: Defensores del Ciclo Tradicional

La Resiliencia del Ciclo: Matemática y Correlación TradFi

Los escépticos de la «muerte del ciclo» replican con argumentos sólidos. El analista CRYPTO₿IRB sostiene que los ETFs refuerzan el patrón, no lo matan: «La correlación con los ciclos presidenciales de EE.UU. (4 años) y los mercados tradicionales se ha intensificado».

Seamus Rocca, de Xapo Bank, advierte: «El riesgo de bear market sigue siendo real; los ciclos persisten». La reducción programada de emisión (halving) es inalterable –un ancla matemática– y su impacto en la escasez, argumentan, sigue siendo el driver principal a largo plazo.

Nuevos Drivers del Mercado en 2025

Factores que Redefinen el Comportamiento de Bitcoin

Más allá del debate binario, 2025 muestra una realidad multifactorial:

  • Macroeconomía: Tasas de interés e inflación global pesan más que nunca en los activos de riesgo.
  • Flujos institucionales: Los ETFs son solo el inicio; su adopción por fondos de pensiones sería un catalizador mayor.
  • Regulación: MiCA en Europa y las políticas de la SEC en EE.UU. moldean la accesibilidad y confianza.

Martin Burgherr, de Sygnum Bank, lo resume así: «El ciclo de 4 años ya no es el guion central, sino un input más dentro de un sistema complejo».

Predicciones: ¿Qué Esperar Hacia 2026?

Escenarios Futuros: ¿Consolidación o Nueva Dinámica?

Las proyecciones divergen:

  • Hougan condiciona la «muerte definitiva» del ciclo a que 2026 registre retornos positivos, rompiendo el timing histórico del bear market.
  • CRYPTO₿IRB prevé ciclos más acelerados por la sincronización crypto-TradFi, no eliminados.

Factores clave a vigilar incluyen la adopción de ETFs por grandes fondos de pensiones y el impacto de eventos geopolíticos en Bitcoin como reserva de valor descentralizada.

Conclusión: Bitcoin en la Era Institucional

El ciclo de cuatro años de Bitcoin no ha muerto, pero ha perdido su hegemonía como única narrativa válida. En 2025, es un referente importante que interactúa –y a veces compite– con fuerzas nuevas: la demanda institucional constante, la macroeconomía global y un marco regulatorio en evolución.

La incertidumbre actual refleja, en realidad, la madurez de Bitcoin: su transición de activo marginal a componente incuestionable del sistema financiero global. Su futuro precio ya no se lee en un solo gráfico cíclico, sino en un mapa complejo donde la escasez programada dialoga con los flujos de capital institucional y los vientos macroeconómicos.

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