Larry Fink y Bitcoin: De «lavado de dinero» a ETF líder, ¿qué hay detrás del «activo del miedo»?

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Larry Fink y Bitcoin: De «lavado de dinero» a ETF líder, ¿qué hay detrás del «activo del miedo»?

Larry Fink y Bitcoin: De «lavado de dinero» a ETF líder, ¿qué hay detrás del «activo del miedo»?

La imagen del CEO del mayor gestor de activos del mundo, Larry Fink, abrazando el ecosistema de las criptomonedas es una de las transformaciones más significativas de las finanzas modernas. Hace menos de una década, Fink tachaba al Bitcoin de ser un termómetro del lavado de dinero global. Hoy, su firma, BlackRock, gestiona el fondo cotizado (ETF) de Bitcoin más grande del planeta, el iShares Bitcoin Trust (IBIT), que llegó a alcanzar un valor aproximado de 70.000 millones de dólares.

Esta evolución, confesada públicamente durante la Cumbre DealBook de The New York Times en diciembre de 2025, no es solo un cambio de opinión personal; es un reflejo del tortuoso camino de la adopción institucional de las criptomonedas. Con el precio del Bitcoin rondando los 91.421 dólares, analizamos qué hay detrás de este giro y de la nueva y matizada definición de Fink: Bitcoin como el «activo del miedo».

Larry Fink en DealBook: Confesando un «cambio radical» de opinión

El foro DealBook, moderado por Andrew Ross Sorkin, se ha consolidado como el escenario donde los líderes financieros moldean las narrativas económicas. En su edición de 2025, junto a Brian Armstrong, CEO de Coinbase, Larry Fink ofreció una de sus declaraciones más reveladoras.

Reconoció sin tapujos que su postura sobre el Bitcoin había experimentado un «ejemplo público muy evidente de un gran cambio». La frase que encapsula su nuevo pragmatismo es simple pero poderosa: «Mi proceso de pensamiento siempre evoluciona». Esta admisión en un foro de tal envergadura legitima una realidad de mercado: cuando BlackRock cambia de opinión, el mundo financiero escucha.

2017 vs. 2025: El largo camino de BlackRock hacia Bitcoin

El contraste no podría ser más marcado. En 2017, en los prolegómenos de un gran rally alcista, Larry Fink afirmó que el Bitcoin «muestra la gran demanda de lavado de dinero que hay en el mundo». Era la voz de la ortodoxia financiera mirando con recelo y desconcierto un activo emergente.

El catalizador que fracturó esta postura no fue una epifanía, sino un hito regulatorio: la aprobación por parte de la SEC de los ETF spot de Bitcoin en enero de 2024. Este visto bueno transformó el activo de una apuesta especulativa en un producto de inversión regulado y accesible. BlackRock no solo se subió al tren, sino que lo condujo, lanzando el iShares Bitcoin Trust (IBIT), que rápidamente compitió por el liderazgo con gigantes como Grayscale, Fidelity y ARK 21Shares.

¿Qué significa que Bitcoin sea un «activo del miedo»?

Sin embargo, la conversión de Fink no es hacia el maximalismo. En DealBook, acuñó una definición reveladora: Bitcoin es un «activo del miedo». Según su visión, su precio se resiente ante noticias geopolíticas positivas, como un acuerdo comercial entre Estados Unidos y China o un posible fin de la guerra en Ucrania.

Esto sugiere que los inversores lo adquieren primordialmente como cobertura en tiempos de incertidumbre sistémica, no como una «reserva de valor» estable. Esta perspectiva viene acompañada de una advertencia clara para el inversor minorista: «Si lo compraste para tradear, es un activo muy volátil. Tendrás que ser muy bueno en el *market timing*, cosa que la mayoría de la gente no es». Fink separa así el valor del producto institucional (el ETF) de los riesgos inherentes del activo subyacente.

IBIT en 2025: ¿Flujos mixtos pero confianza firme?

La volatilidad advertida por Fink se materializa en los datos. Solo en noviembre de 2025, el IBIT registró más de 2.300 millones de dólares en salidas netas de capital, con un día especialmente destacado, el 18 de noviembre, con salidas de 523 millones.

Estas cifras podrían interpretarse como una toma de beneficios tras una fuerte subida o como la materialización del «miedo» que define al activo. Frente a esto, BlackRock mantiene una postura de confianza institucional. Cristiano Castro, director de desarrollo de negocio de la firma, reafirmó la fe en los ETF como instrumentos «líquidos y poderosos», sugiriendo que estos movimientos son parte de la dinámica normal de un mercado en maduración.

¿Qué nos dice la evolución de Fink sobre el futuro de las cripto en las finanzas tradicionales?

El viaje de Larry Fink es un microcosmos perfecto de la adopción institucional de las criptomonedas: de la resistencia y el escepticismo a la aceptación regulada, pero con los ojos bien abiertos. BlackRock ha proporcionado la infraestructura para que el capital tradicional entre en Bitcoin, pero su máximo responsable se encarga de recordar que el camino será turbulento.

Esta dualidad —producto legítimo y masivo versus activo volátil y reactivo— probablemente se convierta en la nueva norma para los grandes gestores. La postura matizada de Fink no busca alejar a los inversores conservadores, sino atraerlos con transparencia, advirtiéndoles de que no están comprando un bono del Tesoro, sino un activo de características únicas y de alta sensibilidad al contexto global.

Un Nuevo Capítulo con Advertencias

Larry Fink ha pasado de ser un crítico vocal a un facilitador clave para Bitcoin, sin caer jamás en el evangelismo ciego. Su evolución simboliza que la verdadera legitimación de las criptomonedas en las finanzas tradicionales no pasa por ignorar sus riesgos, sino por reconocerlos abiertamente mientras se construye un puente regulatorio y tecnológico.

BlackRock, bajo su liderazgo, ha tendido ese puente más grande que nadie. La reflexión final es para el inversor: en un mercado donde hasta los titanes más escépticos evolucionan, la pregunta ya no es si Bitcoin es relevante, sino cómo encaja en una cartera.

¿Es una cobertura contra el miedo, una oportunidad de crecimiento especulativo o, como sugiere la compleja visión de Fink, una combinación de ambas que exige un conocimiento profundo y estómago para la volatilidad? La respuesta definirá la próxima fase de esta revolución financiera.


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