Operación Chokepoint 2.0: El Debate en el Congreso sobre la Desbancarización de las Criptoempresas en 2025

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Operación Chokepoint 2.0: El Debate en el Congreso sobre la Desbancarización de las Criptoempresas en 2025

Introducción

En el corazón de la política financiera de Estados Unidos se libra una batalla que podría definir el futuro de la innovación: la denominada «Operación Chokepoint 2.0». Esta es la acusación que pesa sobre una iniciativa de la administración Biden, supuestamente destinada a estrangular el acceso bancario de la industria de las criptomonedas. El pasado 6 de febrero de 2025, el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes celebró unas audiencias que prometían esclarecer el caso.

Lo que se desarrolló fue un espectáculo de profunda división partidista que, contra todo pronóstico, culminó en un raro momento de consenso. La pregunta que flotaba en el aire era simple pero crucial: ¿estamos ante una campaña coordinada de presión regulatoria o simplemente ante una estrategia política exagerada?

Un Universo de Dos Realidades: Las Posturas Enfrentadas

El escenario del Congreso pareció dividirse en dos realidades paralelas, cada una con su propia narrativa y sus propios testigos.

La Acusación Republicana: Reguladores como «Matones» en las Sombras

Desde el inicio, los republicanos presentaron un caso contundente. Paul Grewal, Director Legal de Coinbase, testificó que la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC) actuaba como un «matón» que «aplastaba» a los bancos mediante exámenes supuestamente hostiles. El testimonio más dramático llegó de Fred Thiel de MARA Holdings, quien relató cómo, tras el cierre de Signature Bank, su empresa se vio repentinamente privada de servicios bancarios esenciales, llegando a tener $70 millones en juego.

El representante Meuser reforzó esta visión al acusar a las agencias de usar cartas regulatorias «vagas» y amenazar con calificaciones negativas para coaccionar a las instituciones financieras.

La Defensa Demócrata: ¿Un Programa «Inventado»?

Al otro lado del hemiciclo, los demócratas desafiaron la premisa fundamental de la audiencia. El representante Al Green interpeló a los testigos, señalando que nadie pudo presentar un documento oficial que nombrara o autorizara una «Operación Chokepoint 2.0». La representante Nikema Williams restó importancia al debate, cuestionando por qué se dedicaba tiempo a lo que ella consideraba una estrategia política, en lugar de abordar asuntos de mayor urgencia para los ciudadanos.

Testimonios Clave y el Mecanismo de la Presión

Más allá del enfrentamiento político, las audiencias sirvieron para iluminar los mecanismos opacos a través de los cuales se podría estar ejerciendo esta presión.

La «Caja Negra» de la Orientación Verbal

Austin Campbell, Profesor Adjunto de la Universidad de Columbia, ofreció un testimonio crucial al explicar las «capas de orientación». Según Campbell, existe una guía escrita, pero la más poderosa y peligrosa es la verbal. Los reguladores, afirmó, utilizan conceptos subjetivos como el «riesgo reputacional» para transmitir indirectamente a los bancos que no deben trabajar con empresas de criptoactivos.

El «riesgo reputacional» se convierte así en una herramienta de amplio espectro, carente de una definición clara, permitiendo a las agencias ejercer un veto informal sin dejar un rastro escrito.

Análisis Post-Audiencia: ¿»Carne Roja Retórica» o Exceso Regulatorio Real?

La interpretación de lo sucedido varía tan drásticamente como las posturas en la audiencia.

La Visión Escéptica: Teatralidad Política

Para Dru Stevenson, Profesor de Derecho, el término «Chokepoint» no es más que «carne roja retórica» para movilizar a la base republicana. Stevenson argumenta que cierta ambigüedad y presión son inherentes a cualquier proceso regulatorio complejo, y que es un error interpretarlo como una conspiración centralizada.

La Visión Crítica: Evidencia «Abrumadora» de Excesos

Por el contrario, Stephen Gannon, abogado especializado, calificó la evidencia de «abrumadora». En su testimonio, citó un documento interno de la Reserva Federal (FRB), los memorandos de «pausa» de la FDIC y numerosos casos de clientes desbancarizados como prueba de una campaña de hecho.

Sin embargo, una perspectiva intermedia, como la de Steven Kelly del Programa de Estabilidad Financiera de Yale, reconoce el poder desestabilizador de la «caja negra» regulatoria, pero duda de un plan secreto y premeditado. Kelly señala que los riesgos prudenciales reales, evidenciados por las quiebras de 2022 y la crisis del «invierno cripto», justifican una supervisión cautelosa, aunque no los métodos opacos.

El Terreno Común: Propuestas de Reforma con Amplio Apoyo

El momento más significativo de la audiencia no fue el de la acusación, sino el de la construcción. A pesar de la división, surgió un consenso inesperado en torno a la necesidad de reformas concretas.

Las Recomendaciones de Austin Campbell

Campbell presentó cuatro propuestas claras que resonaron en toda la sala:

1. Transparencia escrita: Toda orientación regulatoria debe ser proporcionada por escrito.

2. Acceso público: Esta orientación debe hacerse pública posteriormente para garantizar la rendición de cuentas.

3. Derecho a una explicación: Los bancos deben estar obligados a explicar por escrito las denegaciones de servicio a clientes legítimos.

4. Eliminación de criterios subjetivos: Se debe eliminar el «riesgo reputacional» y el «riesgo de gestión» de las calificaciones bancarias por su naturaleza arbitraria. Su analogía lo resumió a la perfección: no se puede «dejar que los reguladores califiquen su propia tarea».

Un Acuerdo Sorpresa

Este terreno común se hizo palpable cuando Shayna Oleszek de Better Markets, un grupo crítico con las criptomonedas, coincidió con la necesidad de una mayor claridad y transparencia en las reglas. El punto culminante llegó cuando el representante Green preguntó si el sector necesitaba «guardarraíles» más definidos. En un gesto unánime, todos los testigos, independientemente de su postura inicial, alzaron la mano en señal de acuerdo.

Conclusión

Las audiencias del 6 de febrero dejaron al descubierto la profunda grieta política que existe en Washington respecto a la regulación de las criptomonedas y las acciones pasadas de las agencias. Sin embargo, su verdadero legado podría ser otro.

Al trascender la culpa del pasado, los legisladores y expertos encontraron un consenso bipartidista en un principio fundamental: el futuro de la relación entre la banca y las criptoempresas en Estados Unidos debe construirse sobre bases de claridad, transparencia y equidad procesal. Más allá de si la «Operación Chokepoint 2.0» fue real o retórica, estas audiencias han sentado un precedente crucial, desplazando el debate de la mera acusación hacia la imperiosa necesidad de una reforma regulatoria sensata.

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