Peter McCormack, el ‘Batman’ de Bitcoin, Financia su Propio Equipo de Seguridad en Bedford

Introducción

Bedford, una ciudad británica de poco más de 185.000 habitantes, enfrenta un problema creciente: la inseguridad. Robos, acoso y el deterioro de la convivencia han llevado a sus residentes a perder confianza en las autoridades. Pero en medio de esta crisis, un nombre ha surgido con una solución polémica: Peter McCormack, conocido podcaster de Bitcoin y dueño del Real Bedford FC.

Con la declaración «Si la policía no protege a Bedford, yo lo haré», McCormack ha decidido financiar de su propio bolsillo un equipo de seguridad privada para patrullar las calles. ¿Es esta una medida necesaria en tiempos de desgobierno o un peligroso paso hacia el vigilantismo?

El Problema: Bedford en Llamas

Bedford, ubicada a menos de una hora de Londres, ha visto cómo la delincuencia se ha convertido en un problema cotidiano. McCormack, como empresario local, ha denunciado repetidamente el aumento de robos, el consumo de drogas en espacios públicos y el cierre de negocios debido a la inseguridad.

«La policía nos ha fallado», asegura. Y los datos parecen respaldarlo: aunque no hay cifras oficiales recientes, los testimonios de residentes y comerciantes pintan un panorama desalentador.

La Solución: 10 Guardias y una Cámara

Ante la inacción policial, McCormack ha puesto en marcha un plan piloto: un equipo de 10 guardias de seguridad privada que patrullan las calles los sábados, financiados íntegramente por él. Su objetivo no es reemplazar a la policía, sino disuadir delitos menores y recuperar la confianza de la comunidad.

Pero aquí surge la pregunta: ¿Es legal? En Reino Unido, la seguridad privada puede actuar como complemento de las fuerzas del orden, pero no tiene facultades de detención. McCormack asegura que su equipo trabajará en colaboración con la policía, grabando incidentes y reportando actividades sospechosas.

McCormack: ¿Héroe o Vigilante?

No es la primera vez que el empresario bitcoinero toma medidas drásticas. Dueño del Real Bedford FC (apodado «el equipo de Bitcoin» por sus patrocinios en criptomonedas), McCormack ha invertido fuertemente en la ciudad, contando incluso con el respaldo de los gemelos Winklevoss (fundadores de Gemini).

Algunos lo ven como un filántropo que usa su fortuna para mejorar su comunidad. Otros lo acusan de privatizar la seguridad pública, un servicio que debería garantizar el Estado.

Un Fenómeno Global: Cuando la Policía No Basta

El caso de Bedford no es único. En San Francisco, donde la delincuencia y el abandono institucional son evidentes, el teniente Altorfer ha admitido que la policía no da abasto. Allí, como en otras ciudades, la seguridad privada ha crecido como alternativa.

Pero esto plantea un debate más profundo: ¿Es aceptable que los ciudadanos adinerados asuman roles que corresponden al Estado? Y, de ser así, ¿qué garantías hay de que estos grupos actúen con transparencia?

Reacciones: ¿Apoyo o Escepticismo?

La policía de Bedford no se ha pronunciado públicamente sobre el proyecto de McCormack. Mientras tanto, en redes sociales, las opiniones están divididas. Algunos aplauden su iniciativa, mientras que otros temen que siente un precedente peligroso.

Expertos jurídicos advierten sobre los límites de la seguridad privada: pueden vigilar, pero no ejercer violencia ni detener a sospechosos. Si McCormack cruza esa línea, podría enfrentar problemas legales.

Conclusión: ¿El Futuro de la Seguridad Urbana?

Bedford se ha convertido en un laboratorio social. Si el experimento de McCormack funciona, ¿veremos a otros empresarios replicarlo? O, por el contrario, ¿terminará siendo un caso aislado, fruto de la desesperación?

Una cosa es clara: cuando las instituciones fallan, alguien intentará llenar ese vacío. La pregunta es si ese «alguien» debe ser un ciudadano con recursos o si, en realidad, es el Estado el que debe reforzar su presencia.

Mientras tanto, Peter McCormack sigue adelante, patrullando las calles de Bedford como un Batman moderno, pero sin capa y con Bitcoin en la cartera.

¿Tú qué opinas? ¿Es esta una solución válida o un paso hacia la anarquía privatizada? ¡Deja tu comentario!

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