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¿Por qué Bitcoin no alcanza los $100,000? El escepticismo persiste pese al giro expansivo de la Fed

A finales de 2024, la Reserva Federal marcó un giro decisivo en su política monetaria: anunció un recorte de su tasa de interés objetivo y lanzó un nuevo programa de compra de bonos. Este movimiento expansivo, diseñado para apuntalar una economía que muestra signos de debilidad, ha sido recibido con entusiasmo por Wall Street. El índice S&P 500 ha registrado una subida del 13% en los últimos seis meses.

Sin embargo, en el ecosistema de las criptomonedas, específicamente alrededor de Bitcoin, reina una cautela palpable. Si el entorno macroeconómico parece tan favorable, con una inyección masiva de liquidez en camino, ¿por qué el mercado muestra tan poca convicción en una ruptura hacia la emblemática barrera de los 100.000 dólares?

La respuesta parece residir en una persistente incertidumbre macroeconómica y en el bajo rendimiento relativo de Bitcoin frente a activos refugio tradicionales como el oro. Estos factores están frenando el optimismo de los grandes actores del mercado a pesar del estímulo monetario.

El giro de la Fed en 2025: Más allá del recorte de tasas

Una decisión dividida y un tono cauteloso

El último movimiento del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) no fue unánime. Mientras la mayoría acordó establecer el límite superior de los tipos de interés en el 3.75%, dos miembros votaron a favor de mantenerlo en el 4%. Esta señal de división interna subraya la complejidad del panorama económico actual.

El tono del presidente Jerome Powell reforzó esta cautela. En sus declaraciones, Powell destacó los riesgos a la baja, mencionando específicamente la debilidad en algunos segmentos del mercado laboral y la persistencia de presiones inflacionarias. Este mensaje fue un recordatorio de que la Fed navega en aguas turbulentas.

La clave está en la liquidez: El balance sheet vuelve a crecer

El verdadero motor del cambio no es solo el recorte de tasas, sino la reactivación del balance de la Reserva Federal. El nuevo programa de compra de bonos, aunque descrito como de corto plazo, supone un cambio de rumbo significativo.

Para ponerlo en contexto, el balance de la Fed se había reducido desde un pico de aproximadamente 9 billones de dólares en 2022 hasta los 6.6 billones actuales, en un proceso conocido como quantitative tightening. La inyección inicial de 40 mil millones de dólares, y la posibilidad de que continúe, significa que la Fed está volviendo a bombear liquidez directamente al sistema financiero.

Beneficio directo para Wall Street

Los mercados bursátiles son los primeros y más directos beneficiarios de este giro. Un menor coste de capital permite a las empresas refinanciar deudas, recomprar acciones y planificar inversiones con mayor holgura.

Al mismo tiempo, el rendimiento del bono del Tesoro estadounidense a 5 años ha caído, haciendo que los dividendos y el potencial de crecimiento de las acciones resulten más atractivos en comparación. Esta dinámica explica en gran medida el sólido rendimiento del S&P 500. La liquidez encuentra un camino claro hacia los activos de riesgo tradicionales.

Lo que dicen los derivados: Alta probabilidad de que Bitcoin se quede bajo $100,000

La matemática del pesimismo: Modelo Black & Scholes

Mientras las acciones celebran, el mercado de opciones de Bitcoin pinta un cuadro muy diferente. Una opción call es un contrato derivado que da al comprador el derecho de adquirir Bitcoin a un precio predeterminado en una fecha futura.

Aplicando modelos de valoración como el de Black & Scholes al precio actual de la opción call con un precio de ejercicio de 100.000 dólares y vencimiento el 30 de enero de 2025, el mercado está asignando una probabilidad de aproximadamente el 70% de que Bitcoin no supere ese nivel para esa fecha. Los grandes actores ven solo un 30% de posibilidades de un rally alcista decisivo.

El costo de la duda se desploma

Esta falta de convicción se refleja dramáticamente en el precio de la prima de esta opción. Actualmente, asegurar el derecho a comprar Bitcoin a 100.000 dólares en enero cuesta solo unos 3.440 dólares. Hace apenas un mes, esa misma apuesta costaba 12.700 dólares.

Esta caída del 73% en la prima indica una drástica reducción en la demanda por ese escenario alcista específico. El mercado está apostando, con su dinero, a que es poco probable que Bitcoin supere esa barrera.

El factor calendario: Opciones y la próxima reunión del FOMC

La elección de la fecha de vencimiento no es casual. El 30 de enero es solo dos días después de la próxima reunión de la FOMC, prevista para el 28 de enero. Esto sugiere que los traders están vinculando directamente el destino de Bitcoin a corto plazo con las decisiones de la Fed.

Sin embargo, aquí surge otra capa de escepticismo: según la herramienta FedWatch Tool del CME Group, el mercado solo asigna un 24% de probabilidad a que la Fed realice otro recorte de tasas en esa reunión de enero. La incertidumbre se ve agravada por la falta de datos económicos clave, dejando a la Fed y a los inversores con una imagen incompleta.

En la sombra del oro: Bitcoin no es el refugio preferido

La comparación con el oro

En un entorno de aversión al riesgo e incertidumbre macroeconómica, los inversores suelen buscar refugio en activos percibidos como estables. El análisis comparativo muestra que Bitcoin ha tenido un rendimiento inferior frente al oro en los últimos meses.

Mientras el metal precioso ha consolidado su papel como cobertura tradicional, la volatilidad y la correlación aún cambiante de Bitcoin con los mercados de riesgo están pesando. Ante la duda, el capital institucional sigue prefiriendo la seguridad histórica del oro.

La duda sobre el «store of value»

Este fenómeno pone en tela de juicio, al menos en el corto plazo, la narrativa de Bitcoin como depósito de valor incontestable. Los inversores que rotan fuera de bonos gubernamentales, preocupados por la inflación, no están migrando automáticamente hacia Bitcoin en la misma medida que lo hacen hacia el oro.

Esta reticencia se alinea directamente con el escepticismo observado en el mercado de derivados. Los grandes tenedores no están actuando como si creyeran que Bitcoin está a punto de asumir ese rol de manera dominante.

¿Qué podría cambiar el panorama para Bitcoin?

Riesgos a la vista

Irónicamente, uno de los mayores riesgos macroeconómicos, el rápido crecimiento de la deuda pública de EE.UU., podría no beneficiar inmediatamente a Bitcoin. En el corto plazo, esta preocupación podría impulsar aún más las acciones, que representan activos reales, antes de que el capital considere una rotación masiva hacia criptoactivos.

Catalizadores potenciales (aunque inciertos)

Existe una hipótesis especulativa que podría alterar este equilibrio. Un aumento significativo en el costo de los seguros contra impago en sectores de alto crecimiento y endeudamiento podría forzar a algunos grandes fondos a reducir su exposición a acciones.

En una búsqueda de rendimiento y diversificación, parte de ese capital podría fluir hacia alternativas como Bitcoin. Sin embargo, es crucial subrayar que este es un escenario especulativo y no constituye la visión de consenso del mercado en este momento.

Conclusión: Liquidez no es sinónimo de confianza (al menos para Bitcoin)

En resumen, nos encontramos ante una paradoja financiera reveladora. La Reserva Federal está activando las bombas de liquidez, creando un entorno teóricamente ideal para activos de riesgo como Bitcoin. Sin embargo, el termómetro más sofisticado del sentimiento en este mercado –los derivados– registra una fiebre muy baja.

La probabilidad implícita de superar los 100.000 dólares en enero es mínima, y el coste de apostar por ello se ha desplomado. La conclusión es clara: la incertidumbre macroeconómica, combinada con la competencia de activos refugio tradicionales como el oro, está pesando más en la mentalidad de los grandes inversores que el estímulo monetario en sí.

La liquidez puede elevar todos los barcos, pero la convicción necesaria para un breakout histórico por encima de un nivel psicológico clave simplemente no está presente. Para que cambie esta dinámica, los inversores deberán monitorear de cerca los próximos datos de inflación y empleo de EE.UU., así como las primas de las opciones de Bitcoin, en busca de un giro definitivo en este sentimiento de cautela predominante.

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