¿Por qué la Estrategia de Seguridad Nacional de Trump 2025 ignora las criptomonedas? Un análisis de la paradoja

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¿Por qué la Estrategia de Seguridad Nacional de Trump 2025 ignora las criptomonedas? Un análisis de la paradoja

A finales de 2025, la administración Trump publicó su esperada Estrategia de Seguridad Nacional (ESN), un documento que define las prioridades tecnológicas y geopolíticas de Estados Unidos para los próximos años. En él, términos como «Inteligencia Artificial» y «computación cuántica» resuenan con fuerza, delineando un frente de batalla tecnológico claro. Sin embargo, hay una ausencia llamativa: en ninguna de sus páginas aparecen las palabras «criptomoneda», «blockchain» o «Bitcoin». Esta omisión es desconcertante, dado el discurso público abiertamente favorable del presidente hacia el sector. ¿Se trata de una señal negativa, de un enfoque estratégico deliberado o hay una lectura más matizada detrás de este silencio oficial?

La Estrategia de Seguridad Nacional 2025: IA y Computación Cuántica en el centro

El documento deja pocas dudas sobre dónde reside el foco principal. La ESN identifica de manera explícita a las «tecnologías fundamentales» como el campo de competencia decisivo, colocando a la Inteligencia Artificial (IA), la biotecnología y la computación cuántica en el epicentro de los intereses vitales de Estados Unidos. Una cita textual lo resume: “Queremos asegurar que la tecnología y los estándares estadounidenses —particularmente en IA, biotecnología y computación cuántica— impulsen al mundo hacia adelante”.

Este enfoque prioriza tecnologías consideradas de «propósito general», con aplicaciones directas y transformadoras en los ámbitos militar, de inteligencia y de seguridad nacional. En este marco, el sector financiero-digital, incluyendo sus innovaciones más disruptivas, parece haber sido relegado a un segundo plano dentro de este documento específico. La pregunta es si se trata de una subestimación o de una categorización estratégica diferente.

La Paradoja Trump: Declaraciones pro-cripto vs. Omisión oficial

La ausencia en la ESN contrasta radicalmente con el discurso público de la administración. En una entrevista en «60 Minutes» (CBS) en 2025, el presidente Trump expresó claramente no querer que «China sea la número uno en cripto», marcando una postura de competencia abierta. Ha reiterado en múltiples ocasiones su deseo de que toda la minería de Bitcoin se realice en suelo estadounidense.

Incluso desde las agencias de inteligencia ha habido reconocimiento. En mayo de 2025, Michael Ellis, Subdirector de la CIA, advirtió que las criptomonedas representan un «área de competencia tecnológica» crucial frente a China. Esta contradicción entre las declaraciones de alto nivel y el silencio en el documento de seguridad nacional más importante plantea un enigma: ¿es una incoherencia de la administración o una separación deliberada entre el discurso político y la planificación estratégica formal?

La Pista Oculta: «Dominio del sector financiero» y «finanzas digitales»

Aunque las criptomonedas no son nombradas, una lectura atenta del documento revela un posible marco conceptual alternativo. Una sección clave habla de preservar y hacer crecer el «dominio del sector financiero» de EE.UU. como un pilar de su poder nacional.

Dentro de este contexto, el documento menciona el uso del «liderazgo en finanzas digitales e innovación» para asegurar la liquidez y seguridad del mercado. Este lenguaje, aunque críptico, podría interpretarse como la «puerta trasera» a través de la cual el ecosistema cripto es incorporado. La administración parece estar enmarcando la innovación financiera digital no como una tecnología crítica independiente (como la IA), sino como una herramienta instrumental para mantener la hegemonía financiera global. Las criptomonedas, en esta visión, serían un componente más del arsenal para la dominancia económica.

Acciones, no palabras: Las políticas pro-cripto de la administración en 2025

Más allá del simbolismo del documento, 2025 ha sido un año de avances concretos y sin precedentes para la industria en Estados Unidos. A nivel regulatorio, se aprobó la Ley GENIUS, estableciendo por primera vez un marco claro para la regulación de stablecoins. Mediante órdenes ejecutivas, se creó un grupo de trabajo interagencial sobre cripto y se prohibió explícitamente el desarrollo de un CBDC (Moneda Digital del Banco Central) por parte de la Fed, una demanda histórica del sector.

El enfoque coercitivo de agencias federales hacia la industria se redujo significativamente. Y, quizás lo más notable, la administración estableció una reserva estratégica de Bitcoin y un stockpile de criptoactivos, inicialmente con fondos incautados, y está explorando métodos para adquirir más. Estas acciones pintan el panorama de una administración activamente pro-cripto, lo que hace que su omisión en la ESN sea aún más intrigante y sugiera una estrategia calculada.

Contexto de Mercado: La Fed, la OTAN y el precio de Bitcoin

Tras la publicación de la ESN, Bitcoin cotizaba por debajo de los $90,000, aunque es difícil atribuir esta movida directamente al documento. El foco inmediato del mercado está en la política monetaria. Los datos de CME FedWatch muestran que aproximadamente el 88.5% de los operadores apuesta por un corte de tasas de interés de la Fed de 25 puntos básicos antes de finalizar 2025, un factor macroeconómico mucho más influyente a corto plazo.

Sin embargo, la ESN sí contiene elementos con implicaciones macroeconómicas de largo alcance. La petición a los aliados de la OTAN de aumentar el gasto defensivo al 5% del PIB (desde el 2% actual) podría, de materializarse, generar una mayor emisión de deuda soberana y presiones inflacionarias en Occidente. Este entorno de posible endeudamiento elevado y tasas de interés más altas a largo plazo crea un escenario complejo para los activos de riesgo, incluidas las criptomonedas, al tiempo que podría reforzar la narrativa del Bitcoin como cobertura.

Conclusión: ¿Estrategia de integración silenciosa o subestimación del sector?

La paradoja queda servida: una administración que impulsa políticas favorables a las criptomonedas las excluye de su hoja de ruta de seguridad nacional. Tres lecturas son posibles.

La primera, y más probable, es un enfoque estratégico de categorización. La administración Trump parece ver las criptomonedas no como una tecnología fundamental comparable a la IA, sino como un subsector crítico dentro de la batalla por la supremacía financiera global, y por eso las cubre bajo el amplio paraguas del «dominio del sector financiero».

La segunda sugiere una estrategia de integración silenciosa. Avanzar en la adopción regulatoria y la acumulación estratégica sin generar un debate público de «seguridad nacional» podría ser una forma de evitar alarmar a los sectores financieros tradicionales y eludir un escrutinio político más intenso.

La tercera, aunque menos probable, sería una genuina subestimación de la importancia geoestratégica de la blockchain por parte de los redactores del documento.

En definitiva, mientras la omisión en la ESN es simbólicamente significativa, las acciones concretas de 2025 y el lenguaje codificado sobre finanzas digitales indican que el camino de integración de las criptomonedas en Estados Unidos continúa. No obstante, lo hace bajo un marco conceptual diferente al que muchos en el sector esperaban: no como una tecnología revolucionaria independiente, sino como una pieza clave en el tablero de la competencia por el poder financiero global. La verdadera prueba será si este enfoque tácito logra, en la práctica, cumplir el objetivo declarado por Trump: evitar que China lidere el futuro cripto.

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