Texas hace historia: Por qué compró Bitcoin en plena caída del mercado y qué significa para EE.UU.
En un movimiento sin precedentes que ha sacudido los cimientos de la política financiera tradicional, Texas se ha convertido en el primer estado de la Unión en asignar fondos públicos para la adquisición de Bitcoin. Esta decisión, monumental por sí sola, adquiere una capa adicional de significado estratégico al producirse en un contexto de cautela generalizada. Mientras los mercados experimentaban una corrección a principios de 2025, Texas optó por avanzar contra la corriente.
Este artículo analiza las razones detrás de esta jugada, examina si se trata de una apuesta especulativa o de una visión de Estado a largo plazo, y explora las potentes señales que envía al gobierno federal y al resto del país.
Los números de una decisión sin precedentes
La acción del estado se materializó a través de una inversión total de 10 millones de dólares, ejecutada con una estructura dual que refleja un enfoque pragmático y pionero.
La mitad de los fondos, 5 millones, se destinaron al iShares Bitcoin Trust (IBIT) de BlackRock, proporcionando exposición regulada al activo a través de un vehículo familiar para las instituciones. La otra mitad, otros 5 millones, fueron autorizados para la compra y custodia directa (self-custody) de Bitcoin, un aspecto revolucionario que sitúa a Texas no solo como inversor, sino como custodio soberano de un activo digital.
Es crucial destacar que esta no fue una operación improvisada. La compra, realizada con Bitcoin rondando los 88.780 dólares, fue posible gracias a la «Texas Strategic Bitcoin Reserve Act», una ley específica aprobada en junio de 2025. Este marco legal convierte la decisión en la ejecución de un plan legislativo deliberado y meditado.
Texas actúa mientras el mercado y la política vacilan
El contexto nacional hace que el movimiento de Texas resulte aún más audaz. A principios de 2025, más de dos docenas de estados debatían iniciativas legislativas similares para permitir a sus tesorerías invertir en criptoactivos.
Sin embargo, la caída de los precios en el mercado enfrió el entusiasmo político, y la mayoría de esos proyectos se estancaron o archivaron. En un panorama de indecisión generalizada, Texas no solo mantuvo el rumbo, sino que aceleró. Su compra es la primera ejecutada bajo una ley de este tipo en EE.UU., marcando un punto de inflexión práctico y demostrando una convicción política que otros estados no tuvieron.
No es una apuesta, es una estrategia de décadas
Para entender la profundidad de esta decisión, es esencial ir más allá del precio puntual del activo. La declaración de Lee Bratcher, presidente del Texas Blockchain Council, es iluminadora: «Texas está en esto a largo plazo… no es una inversión a corto plazo… estamos mirando las cosas en décadas, no en años». Esta frase encapsula la filosofía del estado: posicionar a Bitcoin no como un instrumento especulativo, sino como una reserva de valor estratégica soberana, análoga al oro en la era digital.
Esta visión se sustenta en fundamentos económicos sólidos. Texas es un líder nacional en producción de energía (eólica, solar, gas), un recurso crítico para la minería de Bitcoin y la narrativa de la «energía monetizada». Combinado con su entorno pro-negocios y su robusto crecimiento demográfico y económico, el estado busca cimentar su posición como el centro tecnológico y financiero del futuro, y Bitcoin es una pieza central en ese tablero.
Greg Abbott y una década de apoyo al Bitcoin
La compra de 2025 no surge de la nada; es la culminación de una visión política mantenida consistentemente. El gobernador Greg Abbott lleva más de una década mostrando su apoyo.
Ya en 2014, en un video de campaña, definió a Bitcoin como una «nueva criptomoneda digital descentralizada» que permite transacciones «instantáneas, seguras y protegidas». Ocho años después, en 2022, reforzó esta postura en una conversación con el Texas Blockchain Council, afirmando: «Texas se está involucrando temprano en este proceso porque vemos el futuro de lo que Bitcoin y blockchain significan para el mundo entero». La adquisición actual es, por tanto, la materialización de una estrategia de más de diez años.
Un experimento que podría redefinir la política cripto nacional
Las implicaciones de este movimiento son vastas y resonarán en múltiples frentes.
Impacto en otros estados
Para otros estados, Texas ejerce una presión competitiva palpable. Su estatus de pionero podría «reavivar el interés» en legislaturas que no quieran quedarse atrás, ofreciendo además una hoja de ruta legislativa y operativa lista para ser estudiada y adaptada.
Señal al gobierno federal
Para el gobierno federal y reguladores como la SEC, la señal es poderosa: un estado clave y con peso económico adopta Bitcoin, lo que legitima la clase de activo desde una perspectiva institucional y podría inclinar debates sobre su tratamiento regulatorio. Se dibuja un contraste claro entre un enfoque proactivo a nivel estatal y la lentitud o incertidumbre que a menudo caracteriza a Washington.
Repercusión en el mercado
En el mercado, la acción de Texas puede leerse como un voto de confianza a largo plazo. Comprar en un momento de debilidad institucional se interpreta como una señal de «compra inteligente» por un actor de gran peso, validando simultáneamente tanto el modelo de custodia propia como la inversión a través de ETFs para grandes entidades.
Más que una noticia, un precedente histórico
En definitiva, Texas no ha hecho simplemente una compra de Bitcoin. Lo ha hecho con una ley específica, en un momento de pánico y escepticismo, con una visión proyectada a décadas y aprovechando sus ventajas económicas estructurales. Este movimiento trasciende lo financiero para entrar en el ámbito de la política económica soberana en la era digital.
La pregunta fundamental ha cambiado. Ya no es *si* otras entidades públicas considerarán a Bitcoin como parte de sus reservas, sino cuándo y cómo lo harán, ahora que Texas ha trazado un camino concreto y audaz. Este hecho marca un antes y un después en la relación entre los estados y los activos digitales descentralizados, un experimento que todo el país, y quizás el mundo, observará con atención en los años venideros.
Para un análisis más profundo de esta histórica decisión, se recomienda escuchar el episodio completo del podcast «Byte-Sized Insight» de Cointelegraph, fuente original de esta información.















