Todas las monedas serán stablecoins para 2030: La visión del cofundador de Tether sobre el futuro del dinero
Imagine un mundo donde cada dólar, euro o yen que utiliza no es solo un billete en su cartera o un número en una pantalla bancaria, sino un activo digital transparente que se mueve instantáneamente por una cadena de bloques. Esta es la contundente predicción de Reeve Collins, cofundador de Tether, quien durante la conferencia Token2049 en Singapur en octubre de 2025 afirmó que «toda la moneda será una stablecoin» para el año 2030.
Una declaración que, lejos de ser una mera especulación, se sustenta en un cambio de paradigma que ya está en marcha. Este artículo explora los fundamentos de esta visión, sus implicaciones y los desafíos que plantea esta reinvención total del dinero.
La visión de Tether: ¿Por qué todo el dinero será tokenizado?
La predicción de Collins es tan simple como revolucionaria: en un plazo de apenas cinco años, las principales monedas fiduciarias dejarán su forma actual para convertirse en representaciones tokenizadas en una blockchain. Según su definición, «una stablecoin es simplemente un dólar, euro, yen… que funciona sobre una cadena de bloques».
Esta transformación no es un fenómeno aislado, sino la pieza central de una transición más amplia en la que, en sus propias palabras, «todas las formas de finanzas se trasladarán a la cadena». Estamos presenciando los primeros pasos hacia un sistema financiero completamente «on-chain».
El cambio regulatorio en EE. UU. que abrió las compuertas
¿Por qué esta transición parece acelerarse justo ahora? Collins identifica un catalizador principal: el giro regulatorio en Estados Unidos. El cofundador de Tether lo califica sin tapujos como «lo mejor que le ha pasado al mercado crypto».
Hasta 2025, las instituciones de las finanzas tradicionales (conocidas como TradFi) operaban con recelo, frenadas por un escrutinio gubernamental percibido como hostil. Sin embargo, el cambio de postura claro por parte de las autoridades estadounidenses este mismo año ha brindado la confianza necesaria para que los grandes actores financieros entren en el juego.
Este nuevo escenario, unido a la utilidad inherente de los stablecoins, ha creado un efecto avalancha. Collins lo resume así: «Cada gran institución, cada banco, todos quieren crear su propia stablecoin», porque simplemente ofrece una forma mejor y más lucrativa de operar.
Transparencia, eficiencia y mayor utilidad: Las ventajas de moverlo todo a la blockchain
Los beneficios de esta tokenización masiva son múltiples y significativos. En primer lugar, la transparencia: los activos en una blockchain son inherentemente auditables y trazables, lo que reduce la opacidad.
En segundo lugar, la eficiencia: mover valor por todo el mundo se convierte en un proceso casi instantáneo y con menos intermediarios, abaratando costos y acelerando las transacciones.
Pero quizás el argumento más potente es el de la utilidad. Un activo tokenizado tiene una funcionalidad exponencialmente mayor que su versión tradicional. Puede integrarse en contratos inteligentes, servir como garantía en protocolos de finanzas descentralizadas (DeFi) o generar yield de formas que el dinero convencional no permite.
Al aumentar su utilidad, también se incrementa su retorno potencial. Collins vislumbra un futuro donde la distinción entre Finanzas Centralizadas (CeFi) y DeFi se difumina, dando paso a aplicaciones híbridas que aprovechen lo mejor de ambos mundos.
Los obstáculos hacia un sistema financiero completamente on-chain
Sin embargo, el camino hacia este futuro no está exento de baches. El propio Collins reconoce abiertamente los riesgos. La seguridad técnica sigue siendo una preocupación crítica, con vulnerabilidades en puentes entre blockchains, contratos inteligentes y billeteras digitales.
Los ciberataques y la ingeniería social representan amenazas persistentes que explotan tanto fallos técnicos como el factor humano.
Además, persiste una disyuntiva técnica fundamental: el «viejo intercambio» entre control y comodidad. Tener el control total sobre los fondos (en un entorno no custodio) conlleva una complejidad técnica que puede ser una barrera para el usuario promedio. Por el contrario, confiar en un tercero custodio simplifica la experiencia, pero implica ceder el control.
Pese a estos desafíos, Collins mantiene un mensaje optimista: los niveles de seguridad global del ecosistema «están mejorando» constantemente.
Hacia 2030: Un nuevo paradigma financiero en el horizonte
En conclusión, la visión de Reeve Collins pinta un futuro donde la naturaleza misma del dinero da un giro histórico. La conversión del dinero fiduciario en stablecoins operando en blockchains no se presenta como una posibilidad, sino como un destino inevitable para 2030.
El impulso actual, alimentado por una claridad regulatoria sin precedentes y las ventajas competitivas de la tokenización, parece imparable. El ecosistema financiero global se encuentra en plena transformación, y la línea que separa el dinero «tradicional» del «digital» se desdibuja rápidamente.
La pregunta ya no es si sucederá, sino cómo nos adaptaremos a este nuevo paradigma.